La puta del barrio
Fecha: 16/09/2017,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... que miraba fascinado) Muchachos el que quiera que traiga su polla aquí, que la putita le dará un buen repaso.
Ella no hizo nada. Se quedó quieta. Nadie se movía.
—Venga, muchachos. ¿Es que nadie quiere llenarle la cara de leche a esta puta?
Uno de los muchachos se adelantó. Se quedó de pie frente a Sonsoles. El bulto en su pantalón era más que evidente. Raúl, volvió a ladrar
—Venga, puta. Sácasela… Y mámasela bien mamada
Como una zombi, Sonsoles bajó la bragueta del chico, le sacó el duro miembro y empezó a chupárselo. A los pocos segundos, el chico la cogió del pelo, arreciando el “meneíto”… Empezó a eyacular en la boca de la muchacha para acabar embadurnándole el rostro. Los demás le vitorearon. Parecía que había sonado el pistoletazo de salida de una especie de carrera, competición, a ver quién se corría más en aquella boca, en aquella cara… Otro y otro se levantaron, con los ojos vidriosos de deseo, haciendo exactamente lo mismo que el primero. Un cuarto intentó levantarse, pero su “chica”, de pie junto a él, muda hasta entonces, pero algo más que “movida”, (“movida”=Dícese del animal hembra en celo), se lo impidió, casi, casi, que “manu militari”
—¡Arrímate a esa puta y te la corto!
El “mancebo” vio que su “chorba” (su “chica”) iba más que en serio, y desistió de sus iniciales propósitos, pero, tirando de la “titi”, (“titi”=”chorba”=chica) se perdieron en la negrura de la noche. Por la boca de Sonsoles pasó el tercer “amigo”, tras el Raúl, quedando ...
... ya sólo uno por “mojar” en la muchacha, Luís, el chaval más callado, más tímido, más introvertido e inseguro de aquella “peña”
—Vamos Luisito; te toca…
Luis se levantó; estaba a mil… Se acercó a la muchacha; su visión, arrodillada, con su rostro lleno de semen, no hacía más que excitarle más y más… Se quedó de pie ante ella.
—Venga, Luisito. Demuéstrale a esa zorra quien manda. Agárrala del pelo y ordénale que te saque la polla y que te haga una mamada
El corazón de Luis latía con fuerza. Deseaba hacerlo, sentir ese placer que sus compañeros ya habían disfrutado. Ella no era más que una zorra. Lo hacía con todos. ¿Por qué no con él? La cogió por el pelo y le alzó la cara. Sonsoles tenía los ojos casi cerrados. Los abrió lentamente y miró a Luis. Y Luis le soltó el cabello. Los ojos de la chica brillaban. De cada uno cayó una lágrima, que bajó por sus mejillas. Cerró sus dos luceros lentamente y dos lágrimas más salieron de sus ojos y se mezclaron con el semen de los chicos que antes disfrutaron de ella
—¿A qué esperas, Luis? Venga, sácatela y que te la mame.
Luis miraba la cara de la “puta”. Jamás iba a olvidar esos ojos. Esa mirada. De completa desolación. De total humillación. Unos ojos tan tristes que casi sintió dolor al mirarlos. Ella no hacía nada. Estaba quieta, esperando a que él saciara su deseo. Que la usara como a la zorra que era. Seguían saliendo lágrimas a través de sus párpados. Raúl se empezó a impacientar. Se acercó a Luis.
—¿Qué pasa? ...