Sorprendido con mi suegra
Fecha: 24/06/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Me llamo Rober tengo 27 años. Me casé hace 3 años con Clara y vivo en un modesto piso de Zaragoza frente por frente con el bloque de mis suegros. Mi mujer y yo por culpa de nuestro trabajo paramos poco en casa, ella es funcionaria de correos y yo soy visitador médico. Mi suegra que sólo tuvo una hija –Clara- es una ama de casa con mucho tiempo libre y de inmediato se ofreció para ayudarnos y estar presente en nuestra casa cuando llegaran los de los muebles, los de telefónica, los de la calefacción, etc.. que nosotros no podíamos atender por estar la mayor parte del día fuera de casa. Así al casarnos le dimos una llave de nuestra casa para que pudiera atender las muchas emergencias que se nos planteaban.
Mari Angeles, mi suegra, es una mujer de 52 años, rubia de bote, pelo corto, pechugona, de 1,65 de estatura, con un tipillo a pesar de la edad muy interesante que sabe como explotar. El 20 de junio del año pasado recibí una llamada en mi móvil de la dirección de mi empresa diciéndome que cancelara las dos visitas que tenía al proyectadas para la mañana del día siguiente fuera de la provincia de Zaragoza. Mejor para mí –pensé- así duermo más. Así que esa mañana me quedé en casa. Me metí en la ducha con la idea de darme un largo baño e introduje una radio dentro. Me gusta escuchar música mientras me ducho y reconozco que me paso con el volumen. Después de salir de la bañera tuve una erección recordando una película de la noche anterior y empecé a meneármela, ya estaba a punto ...
... de correrme cuando me dí cuenta de que no había metido mi ropa interior limpia en el baño, así que salí al dormitorio a buscarla. Cual no será mi sorpresa que cuando entro en el dormitorio me encuentro a mi suegra Mari Angeles encima de una silla colocando las cortinas que por lo visto acababan de traernos. El susto fue gordo y la vergüenza ni os la imagináis. Allí estaba yo medio empalmado con mi suegra mirándome con cara de incredulidad subida a una silla.
-Perdón, hijo, pero es que han venido los de las cortinas... Te he dado una voz pero no me debes haber oído con la música.
-No te preocupes, dije yo, no pasa nada, -deseando que me tragara la tierra allí mismo-.
Me fui al baño rojo de vergüenza, cuando a los pocos segundos apareció mi suegra con unos calzoncillos. –Supongo que ibas a buscar esto, me dijo. Antes de que pudiera contestar se puso en cuclillas abriendo sus piernas y dejando mi cuerpo y mi paquete a escasos centímetros de su cara. Yo alucinaba. Me cogió la polla y empezó a hacerme una paja con la mano derecha. Tras la sorpresa empecé a reaccionar y sin otros preámbulos le ordené que se quitara toda la ropa, excepto los zapatos. Así lo hizo y para mi sorpresa ví lo bien que se conservaba mi suegra. Dos enormes tetas y un culito grande pero redondo y bien formado fue lo primero en lo que me fijé. Su coñito era imperceptible pues estaba rodeado de un espeso vello púbico. Fuimos al salón y continuamos con la posición de la escena anterior. Yo sólo veía a ...