1. El chico de las galletas (3)


    Fecha: 22/06/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... suspiros y quejidos casi imperceptibles.
    
    - ¿Sigo señora?- preguntó el afortunado negro de mierda.
    
    - Sí, mi semental, ayyy… tú sigue nomás, no te detengas por nada.- susurró la mujer totalmente entregada. Te quiero dentro de mí.
    
    - ¡Cómo usted ordene!- respondió satisfecho con la respuesta de su perra.
    
    Incrementando la fuerza de sus movimientos, el chico forzaba con su descomunal verga que de seguro aplastaba todos los órganos internos de la mujer que tenía la cara perdida entre sus brazos y el cabello dorado como el sol, revuelto y sudoroso. El negro se acomodó mejor, y lo que siguió después de la embestida que le dio fue el grito más brutal que haya oído en mi vida. La puta madre con el negro de mierda, por su cara de satisfacción y de pendejo, le había terminado de rellenar el ano a la pobre mamá de Fernando.
    
    - Uhmmm, señora Julia, que buena perrita es para aguantarme por completo.- dijo el muchacho acariciando las nalgas de su compañera.
    
    La amiga de mi madre no respondió nada, se quedó muda como si tener ese enorme fierro en su interior le hubiera tapado los pulmones. Segundos después, el chico iniciaba y el recorrer del canal anal de ella con su deforme verga, que salía brillando por el lubricante. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis veces hasta hacerse casi incontables por mí, su miembro entraba y salía con una velocidad insólita y que aumentaba con el pasar de los minutos. Y que podía decir de la señora Julia pues que sólo dejaba que él hiciera lo que ...
    ... le viniera en gana y vaya que lo hizo.
    
    El negro maldito siguió sodomizando a la madre de Fernando y disfrutando de los espasmos que de rato en rato sacudían el bello cuerpo de la señora. Y no miento al decir que sentía cierta envidia hacia ese chico pues tenía la suerte de gozar el delicioso cuerpo de ella, y lo había hecho deleitándose con todos sus orificios.
    
    Mucho más animado que otras veces, el muchacho terminó por cubrirla, cosa que ella agradeció volteando y encontrándose sus labios, y así, estaban los dos como un par de animales en celo que disfrutan viciosamente del sexo. La madre de Fernando arqueaba su cuerpo permitiendo que su amante o como le decían ellas, su semental, la penetrara con mayor facilidad. Una vez más me daba cuenta de su pericia sexual o el buen entendimiento que tenían entre ellos.
    
    - Que delicioso anito rosado de mujer blanca.- gimió el chico sin detenerse en la montada. Está tan apretadito.
    
    El hijo de puta se volvía loco con la suave opresión que le daban los intestinos a su verga. Y ella, en su propio mundo casi como ausente disfrutando o sufriendo el suplicio a la que estaba siendo sometida. Sí, muy metida dentro de esa hermosa mujer. Los cuernos del padre de Fernando debían llegar hasta el segundo piso de su casa.
    
    El calor inundaba el cuarto, mi madre sólo atinaba a observar a ese par de monstruos sexuales dando rienda suelta a su lujuria. Los gemidos y gritos de su amiga se volvían más intensos, así como los bufidos de buey del ...
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