El chico de las galletas (3)
Fecha: 22/06/2019,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mi parte, deseaba que Dios parara eso que ocurría en la cama de mis padres pero él nunca escuchó mis ruegos.
El inmenso y deforme trozo de verga negra era devorado, degustado, mordisqueado y lamido con una vehemencia inauditas por mi progenitora y la progenitora de Fernando. De un momento a otro, mi madre se movió, ofreciéndole de esta manera algo para comer al condenado hijo de puta del muchacho, que no tuvieron que decirle nada para saber muy bien que debía hacer y así, sin más hundía su boca y su lengua en las partes más íntimas de mi madrecita. Con el consabido gusto de ella y desagrado y dolor mío. Sin poder evitarlo, el sesenta y nueve, entre ellos, estaba formado. Mi madre incrementó sus lengüetazos, pues ahora era la dueña momentánea de ese fierro y esos huevos que no escapaban a la libido galopante de ella. Y de los cuales parecía disfrutar en demasía pues se los metía en la boca, desgatándolos con mucho deseo. La sensación de ver su cuerpo blanco restregándose con ese cuerpo negro era algo que me destrozaba el corazón y me repugnaba a más no poder, como mi madre se entregaba a sus deseos y dejaba que ese chico disfrutara comiéndole la vagina a su regalado gusto.
Los primeros gemidos de mi madre empezaron a surgir de su garganta, que aún así no cejaba en su labor, la verga se perdía entre sus labios y el concha de su madre hacia lo propio introduciendo un dedo en ella, que la hacia gritar de gusto. Unos minutos los dos cuerpos se separaban dando paso a la ...
... señora Julia que sus ojos denotaban una angustia o una agonizante espera por disfrutar de su amante. De un salto la mujer se colocó en posición, introduciéndose desesperadamente casi la mitad del miembro viril del chico en su garganta, que para estar a la par, hundió su lengua entre los pliegues rosados mientras los vellos púbicos rubios de su compañera sexual le hacían cosquillas en la nariz.
Como ya he mencionado antes, la química sexual entre la madre de Fernando y el muchacho era algo sorprendente, parecían hechos el uno para el otro, tanto en el derroche de energía sexual como en los ímpetus para prodigarse placer. Estos dos parecían morir en cada centímetro de piel del otro o tal vez, renacían. No había dudas, la señora Julia había encontrado en el negrito vendedor alguien con quien podía dar rienda suelta a todas sus fantasías y no había nadie en este mundo que lo pudiera evitar. Los segundos se convirtieron en minutos en los cuales ellos seguían inmersos en sí mismos, de rato en rato veía al chico introducir sus dedos en la vagina húmeda de ella y luego sacar sus dedos y degustar los jugos de la señora.
- Bueno ya es hora de prometido.- dijo el negro con la cara llena de entusiasmo y fascinación ante lo que venía.
Las dos señoras sin protestar procedieron a colocarse en cuatro patas tal cual las viles perras que eran, el negro de mierda se colocó detrás de ellas, ante esto mi madre le alcanzó el frasco de vaselina, cosa que el chico agradeció con un fuerte palmazo ...