PUDIERON MAS LAS GANAS...
Fecha: 18/06/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... labios.
Seguía dándole verga de pie pero sentía como que se me encalambraban las piernas, entonces le saqué mi ganoso tolete de su mojada cuevita antes que me diera un calambre bien verraco y se me dañara el programa tan chimba que estaba viviendo. Además me tenía que cuidar porque por ahí dicen que culiar de pie produce várices…
Bajo esas circunstancias y con mi asta completamente perpendicular me senté en el baño y halé mi hembra hacia mí. Ella, sin remilgos, se sentó en mi verga y se la enterró hasta el fondo para luego quedarse completamente inmóvil. Entonces comenzó, con su vagina, un ordeñe lento y cadencioso, como si me lo exprimiese, como si quisiera sacarme toda la leche sorbiendo con su cosita… ¡¡¡Ahhhh, que delicioso se sentía!!! Me la mamaba con su rajita…
Pasaban los minutos. Yo creía que estaba en las nubes, como volando en un cielo de placer, navegando en un océano de lujuria. Mi pene estaba completamente perdido y arrobado en medio de tanta dulzura y mi corazón quería explotar. La sangre me galopaba por las venas muy a prisa y mi respiración estaba cada vez más agitada de tanto delirio.
Comencé un bombeo suave y hacia arriba, un bamboleo casi imperceptible ya que quien tenía dominio pleno de la situación era mi mujer. Ella sí que comenzó a moverlo vertiginosamente. Lo movía en círculos como danzando encima de mi vástago, subía a toda prisa hacia la cabeza de mi pene y bajaba en picada hacia la base del mismo. Ahhhh, que manera de moverlo, de ...
... menearlo.
Mientras que ella bailaba encima de mi bastón, con mi mano izquierda le acariciaba los pezones mientras con la mano derecha le acariciaba el clítoris; paulatinamente le daba besitos en la espalda con el fin de que no perdiera su arrechera. La calentura estaba en su máxima expresión y ambos estábamos bañados en sudor, olía a sexo, a pasión, a locura…
Haciendo un esfuerzo me coloque de pie y la conduje al escritorio, la recosté suavemente en el maderamen y continué dándole verga; la vista era fenomenal, veía que mi pene se perdía íntegro en su cosita, era engullido en su totalidad por su vagina. ¡¡¡Que sensación tan magistral!!! Hacía mucho tiempo que no aguantaba tanto sin venirme. Ver como mi pene era tragado por la concha de mi mujer me hacía sentir el mejor de los hombres.
Toda vez que el escritorio no era tan alto, tomé sus pies y los llevé a mis hombros; solo tenía que empinarme un poco para que mi pene se perdiera completamente en la profundidad de la panochita rasuradita y húmeda. Las venas de mi serpiente estaban brotadas lo cual hacía que el roce fuera mucho mejor y más placentero. El bombeo era constante, violento, concentrado, profundo… Cada vez la borrasca de leche se acercaba a la desembocadura; sentía el caudal lácteo fluir hacia el exterior… Un segundo más y toda mi ambrosía saldría, mi mermelada embadurnaría la arepita de mi mujer.
Entonces me retiré extrayendo mi pene suavemente y le dije:
- Recuéstate en el suelo, mi amor.
- Y eso… ¿Por ...