1. La historia de Claudia (final)


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... tono sombrío:
    
    -Sí, Ama, escríbala otra vez...
    
    Blanca sonrió cruelmente y con deliberada lentitud fue acercando el velón hasta comenzar a inclinarlo a escasos centímetros del ya muy maltratado culo.
    
    La cera empezó a dibujar sobre la nalga izquierda la primera letra y entonces la peluquera lanzó un alarido estremedor balanceándose de un lado al otro limitada por el cepo y la cuerda que le amarraba los tobillos. El dolor que la cera ardiente provocaba al contacto con la piel irritadísima era tan extremo que cuando la palabra "puta" fue completada empezó a sentir vahídos y se desvaneció.
    
    Blanca permaneció un momento mirando esa figura exánime, con las piernas dobladas, vencida, y las ampollas que empezaban a formarse en las nalgas por las quemaduras de la vela.
    
    -¿Pagó bien caro lo que hizo, ¿cierto, Ama? –dijo Claudia recobrándose de una suerte de trance en el que la había sumido la última escena.
    
    -Todavía falta. –le contestó Blanca con un tono que estremeció a la esclava y cuando minutos más tarde Inés comenzó a despertar, tomó una de las varas para completar el castigo.
    
    Se paró ante ella vara en mano y le enderezó la cabeza tomándola del pelo.
    
    -¿Qué... qué vas a... qué vas a hacerme ahora?... no puedo más... –le dijo Inés con voz apenas audible.
    
    -Voy a despellejarte el culo a varillazos. –fue la brutal respuesta de Blanca, que volvió a colocarse detrás de su víctima. Hizo silbar la vara en el aire varias veces, alzó después el brazo y asestó el primer ...
    ... golpe. Inés estaba tan debilitada que aunque el dolor fue tremendo sólo tuvo fuerzas para exhalar un gemido.
    
    Blanca quería que la leyenda escrita sobre las nalgas no se borrara, de manera que apuntaba cada azote a las zonas circundantes, donde en medio del rojo carmesí empezaron a verse líneas blancas que poco después se convirtieron en heridas de las cuales comenzó a manar la sangre.
    
    Inés se sentía desfallecer, atormentada por un sufrimiento indescriptible que se traducía en gemidos dolientes y la iba arrastrando a un nuevo desvanecimiento. Cuando volvió a perder el sentido, Blanca miró con expresión sádica ese fluir de sangre e hizo que las esclavas sacaran del cepo a la peluquera y la echaran boca abajo en el camastro, con la almohada doblada en dos debajo del vientre.
    
    -Átenle las manos y los pies a las cuatro puntas. –ordenó, y cuando tuvo a la mujer así sujeta fue hasta la pared donde estaban los diversos instrumentos de azotar y luego de mirarlos reiteradas veces eligió un látigo con un mango de cuatro centímetros de ancho y punta redondeada. Lo descolgó del muro y empuñándolo con firmeza se acercó al camastro sonriendo diabólicamente.
    
    Inés seguía desvanecida, pero Blanca comenzó a darle bofetadas y la peluquera fue recobrando el sentido entre quejidos y expresiones confusas. Cuando recuperó plenamente la conciencia volvió a ser presa del terror ante la situación en que se encontraba.
    
    Blanca, que le había quitado la venda de los ojos, la tenía tomada del ...
«12...789...13»