Malena (3): Primeros tiempos
Fecha: 11/06/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... respondió sin mirarlo, al parecer, atendiendo a un detalle de su pantalón.
Gonzalo le pidió un dato técnico sin importancia y la despidió.
-El asunto va marchando…, se dijo para sí, mientras la veía alejarse,…ese cuerpazo me va a ayudar a apartar muchos enemigos de mi camino y a ganar muchos negocios… ¡sí señor!…
Cuando Malena se retiró, entró Leonardo.
-Necesito que te vayas a la sucursal de Seijas y me le hagas una inspección, quiero saber cómo marcha eso por allá. No le va a gustar la intromisión en sus asuntos pero manéjalo a tu manera. Tienes reservaciones en el hotel.
-¿De cuánto tiempo dispongo?
-El que necesites, y de una forma aparentemente inocente agregó: de todas formas el lugar no queda lejos y podrías venirte de tarde…si te interesa venir…digo…y podemos almorzar…como siempre…cuando puedas…digo.
Leonardo se despidió.
Salió con una sonrisa, diciéndose para sus adentros, que Gonzalo era un vivo que no hacía nada sin interés. Lo mandaba a fastidiar a Seijas, sabiendo que era un pieza que Francisco -el asistente de Juan- su contrincante por el poder, había puesto allí quién sabe si solo para fastidiarlo…pero sobre todo… su interés personal era, desentrañar el misterio de cuál podía ser el interés que tenía en su romance, ni siquiera concretado aún, con Malena, a quien había visto saliendo de su oficina poco antes de que él entrara. Quizá solo fuera por su afán de mantenerse informado de todo lo que tuviera que ver con sus muchachas, aunque ...
... estaba seguro, por lo que había conversado la noche anterior con ella, que aún no formaba parte deEl harén…bueno, todo un misterio.
LEONARDO, EL AMOR DIVIDIDO
Ella recibió su mensaje a través de una llamada a su extensión; sabía que estas llamadas eran grabadas; porque el mismo Gonzalo se lo había confesado, aunque era “vox populi” ese “secreto” y, por ende, no se podía ser muy explícito. Había que hablar en clave.
-Malena, por favor, el análisis del contrato que le solicité, suspéndalo por ahora, tengo que irme unos días a la sucursal de nuestro amigo Seijas, aunque, no pienso alejarme mucho de por aquí, porque me acostumbré a las cenas en “El Cabestrero”, terminó aparentemente bromeando… hasta luego y que la pase bien.
-Buen viaje, señor Leonardo, el documento ya lo tengo listo para usted; se lo guardaré.
Leonardo pegó un brinco emocionado en su oficina:
-¿Era una declaración de aceptación…?... ¡Yupy!
Esa tarde Malena siguiendo la clave y la corazonada, a la salida de la oficina, se encaminó resueltamente a un bonito y lujoso restaurante que quedaba en las inmediaciones y se llama precisamente: “El Cabestrero”.
Entreabrió la puerta para asomarse a comprobar si el mensaje y su corazonada coincidían.
Efectivamente… sentado en el comedor estaba Leonardo, mirando ansiosamente hacia la entrada.
Estaban alegres y en confianza, hablaban sin parar, reían y se daban leves besos mientras tomaban unos tragos.
De allí salieron directamente para el hotel en ...