1. El suplente de mi mejor amigo


    Fecha: 09/06/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... meter.
    
    Pregunté si teníamos condones y la respuesta fue negativa. Ya entrados en gastos no me importaba en qué condiciones iba a suceder eso, pero esa madrugada iba a suceder. Así que con un hábil movimiento retiré mi verga de entre sus piernas y la dirigí hacia su culo.
    
    ¡Ah! maravillas de la juventud... esa noche tenía mi verga expulsando liquido pre seminal como nunca, de manera que había abierto un cómodo camino entre sus piernas y no iba a ser diferente con el ano de Jason, que estaba seguro de que alguien mas había ya estrenado.
    
    El alcohol y la excitación de Jason ayudaron a dilatar y, con la paciencia y precisión de un relojero, fui introduciéndome en su interior muy despacio, poco a poco. Quería que el dolor fuera el mínimo posible y lo estaba logrando. Una vez adentro, me quedé quieto por casi un minuto que aproveché para cerciorarme de que la verga de Jason siguiera erecta y le masturbé.
    
    Cuando ya percibí una extrema comodidad, comencé a moverme. Se sentía maravilloso. Aunque Jason no me gustara una pizca si era atractivo y tenía un cuerpo bien proporcionado. Más acuerpado que yo, que siempre he sido delgado (con unas nalguitas paraditas que son mi tercer orgullo) él tenía eso que por aquí llamamos "de donde agarrar".
    
    Me estaba proporcionando un placer del que llevaba casi dos veranos privándome. Mi lubricación, y seguro la suya, hicieron que no demoráramos mucho en alcanzar el clímax. Así que le puse en cuatro y comencé a penetrarlo con un ritmo ...
    ... frenético mientras el apagaba sus gemidos en la almohada.
    
    No pedí permiso, no consulté, no avisé..., solté en su interior 18 meses de abstinencia y casi un mes sin masturbarme..., tampoco pensaba retirarme de allí tan pronto. Seguía erecto y quise continuar. El me pidió que parara, me exigió reciprocidad y..., yo, que aparento ser justo y generoso, accedí. Así que me acosté de lado y expuse mi virginal ano a su merced.
    
    El que sabe, sabe, y el que no se jodió.
    
    Mis esfínteres no iban a ceder con facilidad y Jason parecía no darse cuenta de eso. Así que, eventualmente, su pene, algo menos voluminoso que el mío, se alojó entre mis piernas. Sentí un viso de alegría a mis espaldas y una pregunta indebida: "¿ya entró?". Empleé mis dotes actorales y le dije con voz entrecortada y dolorida: "Si, ya está adentro". Así que él comenzó su metisaca que no duró 3 minutos.
    
    ¡Yo feliz!
    
    Nunca he tenido problema en aceptar que en el sexo soy extremadamente egoísta cuando no hay amor o admiración de mi parte y..., creo que ese cinismo viene de ahí.
    
    Una vez Jason eyaculó, me dijo que le gustaría hacérmelo otra vez.
    
    ¿Qué?
    
    ¡Hombre!
    
    ¡Si ni siquiera me encontraste el culo!
    
    Mi respuesta fue..., como siempre, aparentemente justa: "Es mi turno, entonces, y después vas tú".
    
    Así que me di la vuelta, le di la vuelta a él y esta vez, sin ninguna precaución, le introduje mi verga y comencé un frenético movimiento. Durante casi 40 minutos le di, y le di y le di y le seguí dando..., ...