El suplente de mi mejor amigo
Fecha: 09/06/2019,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... notaba que, de pronto, había interés de mi parte en alguien y allí me dejaba solo mientras él buscaba una señorita que le hiciera compañía o un amigo nuestro con quien hablar; siempre consciente de mi vigilancia constante y cuidando de no disparar mis alarmas, no fuera y perdiera la concentración.
Así ocurrió varias veces hasta que, un día, decidió llevar el plan más allá.
El chico con el que hablaba esa noche era un conocido de David, estudiante de otra universidad de nuestra ciudad y botaba plumas como un ganso alopécico - si funciona la comparación -.
Aunque fuera atractivo, Jason no era mi tipo. No... A mí me gustan los hombres. ¡Hombres hombres! Insisto. Jason no era eso..., además hasta me había contado que un par de veces había actuado como drag queen en el bar de un amigo, algo que me gustó menos. Amo los shows de las drag queen, pero..., creo que no son el tipo de hombre que me llevaría a la cama.
Sin embargo ese día estaba a tope. No sólo había consumido una cantidad considerable de alcohol (suministrado amable y generosamente por David), sino que también estaba al borde de la locura con ese celibato autoimpuesto por cuenta de mi amor y veneración casi religiosa por ese ejemplar de hombre que es David.
Ya cuando estábamos algo colocados por las bebidas, David se acercó a nosotros para tantear el ambiente y, resaltando que yo siempre decía que salir cuando cerraban un antro era de mal gusto, sugirió que era una hora prudente para retirarnos y que, si ...
... así lo queríamos, podíamos continuar la fiesta en su apartamento.
Yo dije que no había problema y Jason tampoco quería quedarse en ese lugar, así que nos levantamos, salimos a la calle, abordamos un taxi y en menos de 10 minutos estábamos en el apartamento.
David sacó una botella de ron que estaba por la mitad, pusimos algo de música y bebimos hasta el amanecer. El primero en desfallecer fue David, quien se fue para su habitación mientras nosotros seguíamos hablando no sé qué cosas. Pero cuando ya sentimos cansancio, lo guié hasta el estudio donde había un sofá-cama que desplegué, extendí una sábana y un par de cobijas y a dormir.
Juntos.
Ebrios.
El frio nos hizo juntarnos más, el contacto hizo que tanto Jason como yo nos empalmáramos y la cercanía dejó al descubierto nuestra excitación. Empezamos a preguntarnos el uno al otro cómo íbamos a resolver eso y comenzamos a tantear cada uno el bulto del contrario para saber, sólo por información, que tan grave era el asunto. Y era grave.
Mucho.
Así que comenzamos a acariciarnos ya sin mucha prevención mientras yo, algo más descarado y afirmando mi papel dominante en esa situación, decidí comenzar a masturbar su verga con una mano mientras con la otra busca su agujero.
Sin contemplaciones, le sugerí que se diera la vuelta y posicioné mi miembro ya crecido entre sus piernas y comencé a hacer amague de follarlo mientras mi mano izquierda seguía masturbándole. Le dije sin dar lugar a discusiones que se lo iba a ...