1. El suplente de mi mejor amigo


    Fecha: 09/06/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Vuelvo a publicar un escrito que me ha remitido mi amigo, que me pedía que le corrigiera. Apenas lo he tocado, lo genuinamente bueno no necesita maquillaje.
    
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    Cuando tenía 18 me encontraba en pleno despertar sexual. A veces, en retrospectiva pienso que no disfruté como quería, aunque aprendí lo necesario. El 17 de mayo de ese año conocí a una de las personas más importantes en mi vida y que, desde ese entonces y por tres años más, sería mi mejor amigo.
    
    David buscó todos los medios para acercarse a mí y ser mi amigo, algo que entonces me pareció extraño, sin embargo no me lo cuestioné. Con él hice muchas cosas por primera vez, otras tantas por segunda y fuimos ambos cómplices de varios deslices del otro.
    
    Pasó algo inevitable para mí en un momento de necesidad afectiva y comencé a enamorarme de él y él lo supo. Son cosas que nunca he podido ocultar y tampoco me he molestado en hacerlo. Mi carácter es el de una persona directa, que dice lo que piensa y lo que quiere sin remilgos.
    
    Muchos de nuestros amigos, de hecho, ya creían que éramos pareja porque nos comportábamos como tal. Eso nunca fue así, pero a él no le molestaba que la gente lo creyera y..., bueno, yo feliz porque al menos era mío para el público.
    
    David siempre me quiso. Eso lo entendí. No como yo llegué a quererlo a él. Creo que lo hizo de una forma menos interesada. Entendí que le dolía mi situación. El decía que no podía darme lo que yo quería porque, aunque me ...
    ... quería y me aceptaba como yo era, él no era como yo. Pero no estaba dispuesto a dejar que las cosas siguieran como iban y..., eso le aportó a mi vida gran parte de mis experiencias y de mi seguridad en el campo sexual.
    
    Pasaban meses desde la primera vez que hablamos de mi fijación por él. Se notaba como yo me sumía en la soledad y una expresaba indiferencia total por las demás personas. No quería a nadie más, nadie más me gustaba. Para mí sólo era David y nada más, el resto..., la selva.
    
    Así que su cabeza calculadora le anunció que había que tomar medidas o eso podía terminar mal. De pronto comenzamos a salir con gente diferente, amigos suyos o amigos de amigos que acababa de conocer. Frecuentábamos bares de ambiente, fiestas de amigos muy gay entre otros. Yo era un bobazo, así que no entendía nada y no sabía lo que pasaba.
    
    Mi instinto todo el tiempo me jugaba malas pasadas y, siempre que alguien se le acercaba a David, ahí aparecía yo para reclamar mi derecho. Porque si David no era para mí, no era para ningún otro hombre.
    
    Nunca tuve inconveniente por sus conquistas femeninas. Al principio me dolía pero luego entendí que no había nada que hacer así que las acepté. Comencé a llevar una buena relación con ellas y, en determinados casos, a ser su paño de lágrimas cuando el dejaba asomar ese carácter egoísta que yo le conocía pero nunca sufrí en carne propia.
    
    Luego me fui dando cuenta que, en nuestras salidas, David optó por no separarse de mí, excepto cuando ya ...
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