Las desventuras de Elena (6)
Fecha: 08/06/2019,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... intentos logró introducir la cabeza mientras otros Amos sujetaban a Elena para controlar sus corcovos.
Una vez con el glande adentro, el culeador sonrió y se lanzó a fondo en un embiste que terminó con la verga totalmente metida al par que Elena lanzaba un alarido y se retorcía entre los brazos que la inmovilizaban.
La sala se pobló de gritos entusiastas que animaban al Amo entre burlas soeces a la esclava. A cada embestida, la pobre gritaba mientras temía que sus nalgas fuesen a estallar en mil pedazos ante la presión de esa verga descomunal.
Por fin, sintió como un chorro caliente que pareció llenar todo su ser y casi sin solución de continuidad el segundo de los vergudos se lanzó al asalto, metió su pija hasta los huevos y le dio hasta acabar entre aplausos de los otros.
Elena estaba al borde del desvanecimiento cuando debió recibir al tercero de los superdotados. Éste fue mucho más refinado. Metió su pija con cuidado, lentamente, y cuando completó la penetración llevó su mano a la concha de Elena, que comenzó a mojarse cuando tres dedos hábiles comenzaron a ocuparse de su clítoris.
-Ahhh, te gusta esto, ¿eh, puta?... –le dijo el Amo inclinándose hacia delante.
Estimulada por esos dedos Elena era un animal en celo de cuya concha brotaba una catarata de flujo. Era tal su calentura y el placer que estaba sintiendo que no podía hablar, sólo emitía gemidos roncos mientras los Amos la cubrían de insultos humillantes.
Julia y Wanda se habían acercado ...
... ardiendo de calentura, con sus manos en las conchas, masturbándose sin dejar de contemplar la escena sintiendo sus mejillas al rojo vivo.
De pronto el Amo acabó lanzando un rugido de bestia y cuando retiraba su vergón del culo de Elena ésta alcanzó su orgasmo y quedó desmadejada sobre el respaldo del sillón, respirando con fuerza, sin atisbo de pensamiento alguno y percibiendo sólo el río de jugos que brotaba de su concha.
Julia y Wanda yacían sobre la alfombra, acabando una junto a la otra mientras los Amos se dejaban caer algunos en sillones y otros en el suelo, saciados todos.
Elena era apenas un cuerpo agotado, un cerebro a oscuras, una concha chorreante.
La última de esas vergas terminó desgarrándole el estrecho orificio, del cual comenzó a brotar un hilo de sangre mientras Elena perdía el sentido.
A unos metros, Wanda miraba todo mientras se masturbaba de pie, con las piernas abiertas y bañada en sudor caliente.
Julia, ya repuesta de su volcánico orgasmo, se inclinó sobre su esclava y advirtió la sangre en el nacimiento de sus muslos. Llamó a Wanda, relajada después de su masturbación, y le hizo ver el desgarro en el orificio posterior de Elena.
La guardiana dijo entonces en voz alta.
-Bien, señores, la fiesta ha terminado. Con tanta cogida le han roto el culo y el Ama Julia ha dispuesto llevarla al consultorio para ser curada.
Los Amos, que resoplaban echados en distintos sillones algunos, y otros en el piso, parecían haberse saciado y estuvieron de ...