1. Noche de pasión en Lisboa (XI): Se hace camino al andar


    Fecha: 23/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: alfredo1257, Fuente: CuentoRelatos

    ... preservativos?
    
    - No me hagas repetirlo, no seas cabrito. No son para nosotros. Mi hermana me ha pedido que se los compres tú, que a ella le da vergüenza. Nunca los ha comprado y no se arriesga a tener relaciones con un desconocido sin protección.
    
    - Dile a tu hermana que le pregunte al muchacho qué número calza, no vaya a ser que se los compre estrechos – Digo yo, regodeándome con la situación.
    
    - Dice que si fuese contigo, que tú ya sabes que no los necesitaría – Me devuelve ella la pulla.
    
    - Alguien tendrá que pagar esto, querida. Y no me refiero al importe de los condones, que a eso invito yo.
    
    - Tú tráelos y ya hablaremos del pago. No creo que tengas queja hasta la fecha.
    
    Antes de que la broma pase a cabreo me voy a cumplir con el encargo, mientras mi mujer habla aparte con su hermana. Cuando vuelvo, llamo a mi cuñada y con disimulo le hago entrega de la cajita. Entonces, Ana María me pone las manos en los hombros y al tiempo que me da las gracias, me besa en la mejilla y me da un refregado de tetas, cargando la suerte y tomándose su tiempo – La madre que la parió, ya estamos otra vez. Cuando veo hacia mi esposa, ésta baja los ojos hacia su regazo y se parte de risa. Vaya pareja de arpías. Le ha contado lo de la talla y le ha dado permiso para que me encienda.
    
    Ana María nos dice que no la esperemos en toda la tarde, que nos veremos en el comedor del parador a la hora de la cena, y se va hacia la habitación enlazada del brazo del muchacho.
    
    Al ir a ...
    ... sentarme al lado de mi mujer, me pongo a su espalda, y mientras le mordisqueo la nuca, aprovecho para acariciarla la parte inferior de un pecho disimuladamente, por encima de la blusa. Desde donde estoy, veo como inmediatamente los pezones se le erizan, empujando la blusa hacia afuera, haciéndose escandalosamente notorios. Amália, dando un respingo, cruza los brazos a toda velocidad por delante de su pecho, tratando de tapar la evidente erección, mientras sus mejillas adquieren el color de las amapolas. Ahora, el que se parte de risa, soy yo.
    
    Observo a mis otras dos mujeres, y mientras que Paulinha vive feliz en su propia burbuja espacio temporal, encantada de todo lo que está viviendo estos días, probablemente pensando en todas las cosas que va a contar que ha visto y vivido, Marta observa melancólicamente como se aleja la pareja formada por mi cuñada y el brasileño, jugando con las puntas de su pelo y mordiéndose inconscientemente el labio inferior. Qué lástima no poder ayudarla. Es una buena mujer. Y además, muy guapa.
    
    Durante toda la tarde, paseamos la zona vieja de Santiago, terminando en la Plaza de Platerías y allí, en los comercios de orfebrería situados bajo el claustro de la catedral, compro una pulsera en forma de torque de plata con las cabezas rematadas por una bola de azabache y en cada una rosa de ámbar tallado, para que Amália tenga un recuerdo de este viaje. Para Paulinha y Marta, un par de pendientes de filigrana dorada y para mi cuñada, un collar con ...
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