1. El Cazador - Parte 1


    Fecha: 21/06/2017, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... glorioso culo, observando ahora el rostro de placer de Santi frente a mí. Sus ojos cerrados con fuerza, su boca abierta soltando gemidos, su rostro rojo y húmedo por el sudor eran un verdadero espectáculo para mí, casi tanto como ver mi pene desaparecer entre sus hermosas nalgas. Por un buen rato lo penetré como quise, rápido y fuerte, lento y suave, siempre acompañado por sus gemidos y quejidos, hasta que Santi me hizo un pedido que no me esperaba. ―¿Ya estás cerca? ―preguntó entre jadeos. ―Sí ―contesté mientras lo nalgueaba y lo penetraba. ― ¿Puedes venirte en mi cara? ― ¿Estás seguro? ― Sí, por favor. Entonces me detuve y se la saqué de golpe, provocándole un grito de dolor. Luego me saqué el condón y me puse de pie. Santi de inmediato se arrodilló frente a mí, esperando mi descarga. Unos segundos después el rostro del muchacho se llenó con mi líquido blanco y viscoso, dibujándole una sonrisa en su rostro. Exhausto caí sobre el mueble, jadeando y sonriendo, contento luego de la increíble sesión de sexo que había tenido con aquel chico. ―Tienes un culo increíble, Santi ―le dije. ―Gracias ―contestó, mientras se limpiaba el rostro y probaba con un dedo mi semen. ―¿Te gusta? ―Sabe algo salado, pero no está feo ―contestó sonriendo. Luego de recuperar el aliento, ambos empezamos a vestirnos con lentitud y a limpiarnos mutuamente; aún no pasaban de las 7, así que no había ninguna prisa, además era todo un placer limpiar y observar por unos minutos más aquel hermoso culito. ...
    ... ―Gracias por venir ―dijo Santi, con una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos brillando de emoción ―, me encanta que mi primera vez haya sido contigo. ―No tienes por qué agradecer, la pasé muy bien contigo. Estás muy bueno. ―¿Podrías venir mañana también? Mi mamá estará en reuniones toda la semana… o tal vez podemos ir al cine o a caminar por ahí. Mi cuerpo se estremeció al escuchar sus palabras y al ver la expresión de ilusión en su rostro. ―Uhmm, no, mañana no puedo, tengo clases en la Universidad ―contesté y luego me volví hacia la mesa de centro que estaba junto a nosotros, donde habían una pila de cuadernos ―, ¿Estabas haciendo tareas? Espero no haberte interrumpido. ―No, como crees. No interrumpes ―contestó sonrojándose. Entonces el sonido de la puerta eléctrica abriéndose llamó nuestra atención y luego el rostro de Santi palideció completamente. ―¡Mi Mamá! ―gritó o al menos eso trató, pero su voz sólo se escuchó como un pitido silencioso. Necesitaba pensar en algo rápido, si su mamá me encontraba con él a solas sin una muy buena excusa estaría en problemas… ―¡Rápido! Dime el nombre de una de tus amigas del colegio ―pregunté, mientras tomaba rápidamente uno de los cuadernos de la mesa. ―Sara ―dijo Santi, aún en shock, pálido como una hoja. ― ¿Sara qué? ― Sara Pinillos ―contestó sin entender. ―Está bien, déjame hablar a mí, tu tranquilo ―dije y luego la puerta de la casa se abrió. Mi cuerpo temblaba ligeramente ante el peligro que aquello significaba para mí. ― ¿Santiago? ¿Quién ...
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