1. El Cazador - Parte 1


    Fecha: 21/06/2017, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... dedo, hurgando suavemente dentro del ano de Santi, observando su reacción en todo momento. Luego de un par de minutos el dedo ya entraba y salía con facilidad, sin causar ningún malestar, por lo que decidí que ya era hora de invitar a más dedos a la fiesta. Por casi 15 minutos me dediqué a dilatar el culito virgen de Santi, hasta dejarlo listo para recibir mi pene. ―Lo voy a intentar ―le susurré y sólo lo vi asentir con la cabeza. Entonces me puse el condón e hice que el muchacho recostara su pecho sobre uno de los respaldares del mueble y se agachara bastante como para dejar su culito al aire y listo para la acción. Entonces embadurné mi pene con lubricante, lo puse en la entrada de su culo y luego empecé a presionar… Apenas Santi sintió la presión de mi pene en su ano, su cuerpo se tensó, cerrándome el paso. ―Relájate… déjalo entrar, no tenses el culito ―le aconsejé y como buen alumno que era, poco a poco fue soltándose y mi pene logró entrar un par de centímetros. El calor de sus entrañas elevó mi temperatura de inmediato y perdí el control. Sin tener tanta contemplación como antes, empecé a empujar y empujar, más y más, metiendo centímetro a centímetro al ritmo de los jadeos y quejidos de Santi, que parecía estar dispuesto a recibir todo sin pedir que me detenga. Luego de unos segundos más sentí aquellas enormes nalgas chocando contra mi pelvis y me volví a mirar a Santi. ―Ya entró todo ―anuncié y pude escuchar una pequeña risita de júbilo. Lentamente empecé a sacarla, ...
    ... haciendo pequeñas paradas cada vez que veía a Santi estremecerse por el dolor. Luego, cuando casi toda se encontraba afuera, empecé a meterla nuevamente y el cuerpo de Santi se tensó de nuevo. ―¿Estás bien? ―pregunté ―Sí ―contestó jadeante ―¡Métemela más! Sus palabras fueron como una mecha para mis instintos. De inmediato me aferré a la cintura del muchacho y empecé a moverme con mayor rapidez, metiendo y sacando, metiendo y sacando. Era embriagante ver a mi pene entrar y salir de aquel hermoso culo. Las nalgas parecían abrazar mi pene entero, devorarlo entre ellas. El calor de aquel culo me estaba volviendo loco, pero aún no estaba dispuesto a terminar. Sin avisarle, envolví a Santi con mis brazos y lo levanté en peso, sin sacarle el pene de su culo. ―¿Qué haces? ―preguntó entre jadeos. ―Cambiando de posición ―contesté y luego me senté sobre el mueble cercano y Santi terminó sentado sobre mí. ―Es tu turno de moverte ―le dije y sin ninguna duda o pereza, Santi empezó a subir y bajar sobre mi pene, dando pequeños gemidos y quejidos que me encendían cada vez más. Era todo un espectáculo ver aquel culo subir y bajar sobre mi pene, comérselo entero y escupirlo luego. Entonces, luego de haber disfrutado bien de esa danza, tomé de la cintura a Santi e hice que girara sobre mi pene hasta quedar frente a frente conmigo, luego lo levanté en peso nuevamente y lo recosté sobre su mueble, colocando sus piernas sobre mis hombros. Luego empecé nuevamente el vaivén, el mete y saca en aquel ...
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