Así se conquista una de trece - Capítulo III - Quiero MIRARTE
Fecha: 21/06/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... emitió otro gemido y otra vez dibujó un círculo horizontal con el pubis. Debía estar empapada, por sus movimientos, por el rico olor… empecé a chupar. De vez en vez retiraba mi boca y le veía el parchecito cada vez más mojado. Metí los dedos en su cintura y le bajé las medias. Ella cooperó moviendo las piernas para que las medias cedieran. Se las bajé hasta las rodillas y le miré la cuca. Tal como me la imaginaba, una sombrita de vello muy suave, recién salido, jamás depilada, y colorada por las ganas… Vvista, tacto, olfato, oído y ahora… el gusto. Le comí la vagina a Laura como si fuera por supervivencia. Sonoras chupadas, lamidas, besos, besitos, más chupadas ruidosas. Qué delicia de labios y qué jugos tan finos y apetecibles. Quisiera verme ahí ahora, masajeándole las nalgas y mamándole la vagina, arrodillado ante su loca divinidad, mientras ella, comedida, se esforzaba por seguir de pie, gozando con los ojos cerrados y sosteniéndose la jardinera arriba. Ya no tenía control, el animal había salido y estaba a cargo. Ps, creo que nadie que le mame la vagina a una hermosa niña de trece años, pueda controlarse. Me puse de pie y como una fiera le halé el peto de la jardinera hacia abajo. Quería chuparle y estrujare esas tetas que en principio, fueron lo que me enamoró de ella. Laura, prestamente se llevó las manos a la espalda para soltarse la cremallera, y la jardinera cayó. Laura tenía un brasiér azul, pequeñito como el que yo ya había visto. También se lo quitó enseguida. ...
... Sus tetas de diosa saltaron al aire, liberadas, gloriosas, hermosas. Se las chupé como un loco. Mientras le hacía círculos con la lengua sobre los pezones, me di cuenta que intentaba alcanzar mi entrepierna. Me solté los pantalones. En el siguiente instante tenía a la colegiala más jovencita que me haya hechado, arrodillada ante mí dándome una mamada. Sentía esa boquita calientita y esa lengua húmeda. no podíamos quedarnos tanto tiempo, era demasiado el riesgo. -¿quieres que te penetre? – pregunté casi sin aire. - sííí – rogó ella. Tiró uno de sus zapatos y se quitó la media de una pierna. Puso la colita en la mesita del profesor y levantó la rodilla hasta el hombro. Se lo metí. Le bombeé como un perro salvaje, mientras nos dábamos besos pornográficos, le miraba las tetas saltando, o le daba besos y le lamía en el cuello. Toda la carga que me tenía guardada para ella, estaba caliente y lista para entregar. ¿me le vengo adentro, tenemos un bebé y me quedo con ella? Mientras le mordía el cuello con los labios y le daba verga frenéticamente, me cuestionaba dónde acabar. De verdad me gustaría casarme con ella, de solo acordarme la manera en que me miraba… pero esa era una ridícula fantasía. Se lo saqué y me vine como un caballo sobre su jardinera, que estaba toda arrugada en torno a su cintura. Ella se complacía con el morbo de verme eyacular, sobre todo por el hecho de que eyaculaba por ella, y me pegaba su pelvis a los huevos mientras le chorreaba leche encima. No paraba de ...