Sin los novios
Fecha: 08/03/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... una mezcla de placer y dolor, mientras con una mano consolaba al seno que quedaba libre.
Deslicé la mano izquierda por su vientre hasta el interior de su tanga, recorriendo con mis dedos el pequeño bosque de vello que cubría su pelvis, seguí bajando hasta encontrarme de lleno con la humedad de su sexo que empapó mis dedos índice y corazón. Suavemente los moví arriba y abajo por el interior de su raja arrancándola suspiros de placer, estaba al borde del orgasmo y yo se lo iba a provocar. Imaginándome que era mi coñito el que acariciaba, humedecí el clítoris con los jugos que emanaban de la vagína, como me gusta que me hagan a mí. Era la primera vez que masturbaba a una mujer, a parte de mí, claro y disfrutaba al ver su cara desencajada por la excitación. Cuando se acercaba al clímax, Mónica abandonó mis pechos y recostó la cabeza sobre la almohada inclinándola hacia atrás y cerrando los ojos dispuesta a saborear todas las sensaciones. Se corrió entre fuertes gritos que intenté silenciar, avergonzada, tapando su boca con la mía.
Dejé mi mano inmóvil sobre su rajita mientras se reponía, al rato abrió los ojos y una sonrisa le iluminó la cara. Se lanzó sobre mí comenzando a besarme el cuello y los pechos, cuando se cansó de mis pezones, empezó a soplarme débilmente en el canalillo y fue bajando hasta llegar al ombligo donde se detuvo un instante antes de continuar bajando. Los nervios me paralizaban el cuerpo, posó su boca sobre el pantalón del pijama a la altura de mi ...
... sexo, su aliento traspasaba la fina tela y llegaba hasta mi parte más intima poniéndome como una moto. Con las dos manos agarró la floja goma del pantalón y la tira del tanga, yo levanté el culo de la cama para facilitarle la maniobra y sin esfuerzo me sacó las dos prendas a la vez por los pies, quedando completamente desnuda y con las piernas abiertas delante de su cara. Tras dudar unos segundos, empezó a repartir besos por toda mi entrepierna completamente rasurada como una niña pequeña. Restregaba su cara por mi coñito disfrutando de su suavidad, yo disfrutaba como una perra y aun no había tocado mi clítoris. Con sólo la puntita de la lengua, contorneó la forma de mis labios, deteniéndose en la entrada de la vagína y apretando ligeramente me penetró, yo abrí más las piernas para sentirla bien dentro. Tras repetir la operación tres o cuatro veces, se centró en mi centro de placer, muy despacio, con mucha suavidad, lamió ligeramente mi clítoris una y otra vez a un ritmo muy tranquilo, haciendo crecer dentro de mi una mezcla de excitación e impaciencia, quería que aumentara la presión y la velocidad, pero me avergonzaba romper el silencio que reinaba entre las dos desde que me colocó la mano en su pecho. El orgasmo tardó en llegar, pero gracias a la tensión acumulada por la expectación, fue como una explosión de placer, la más fuerte que había sentido hasta entonces, tuve que taparme la cara con la almohada para disimular los gritos de placer incontrolados que salían de mi. El ...