1. HELENA Y ANA HISTORIA DE UN AMOR


    Fecha: 05/03/2019, Categorías: Lesbianas Autor: nosoycompasivo, Fuente: SexoSinTabues

    ... marcha mis brazos rodearon el cuello de Ana y la besé como nunca lo había hecho, ella me correspondió, y bajando sus manos las posó sobre mis piernas, empezó a acariciarme por encima del vestido, solté un gemido, y le pedí por favor que parara que nos fuéramos a casa y allí tomar una copa y continuar besándonos, ella quitó su mano de la pierna me guiñó un ojo y arrancó el coche, en quince minutos estábamos en el garaje y cuando iba a abrir la puerta, me cogió la mano y llevándola a su sexo. Mira como me has puesto, en mi vida he estado tan excitada, solo deseo acariciarte, besarte, lamerte y comerte toda. Ana, subamos, desnudémonos, tomemos una copa y disfrutemos mirándonos nuestros cuerpos y besándonos, luego subiremos a mi habitación y haremos el amor hasta caer rendidas. Ella asintió con la cabeza,soltó mi mano, salimos del coche, subimos y al llegar al salón me puse enfrente de ella, le di un beso, saqué del mueble bar dos copas, las llené de brandy le di una, la mía la puse encima de la mesa y me empecé a desnudar con calma, lentamente para que Ana disfrutara de cada centímetro que iba descubriendo de mi piel, su cara era radiante, se le veía feliz, yo continué bajándome la ropa y cuando llegué a la cintura la dejé caer del todo, dejando mi cuerpo a su vista, me acerqué a ella, levolví a besar mezclando nuestras salivas, ella me cogió por la cintura y me introdujo su lengua con pasión, yo la dejaba hacer, mi cuerpo era una máquina de sentir placer, me recorría la ...
    ... pasión, me separé un par de centímetros de ella y la empecé a desnudar, ella iba a protestar, pero le puse un dedo sobre sus labios. Verás, Ana, tú ya me Has visto prácticamente desnuda, es por lo que te pido que me dejes desnudarte para descubrir por mí misma tu belleza. Ella volvió acercar sus labios a mi boca y me besó con más intensidad, se separó un poco y me ofreció su cuerpo, le di la vuelta y le solté el enganche del vestido en su cuello, era perfecto, sin ninguna flacidez ni arruga, cogí las dos asas y lentamente las fui bajando por su cuerpo acariciándolo con un dedo, ella se puso a temblar y a dar unos pequeños gemidos, ledi de nuevo la vuelta y le bajé el vestido hasta la cintura dejando a la vista sus pechos, eran maravillosos, sin ninguna marca de biquini, se notaba que iba a la playa con el pecho al aire, eran turgentes, con unas aureolas grandes y unos pezones que en ese instante parecían dos mástiles de bandera de lo erectos que estaban, con suavidad acerqué mi mano a uno de ellos y empecé a masajearlos con dulzura, mis dedos bordeaban sus pezones recorriendo su aureola, cambié al otro pecho y repetí la maniobra, en ese instante Ana no se pudo contener más y tuvo un orgasmo, me cogió del cuello y atrajo mis labios a los suyos y me volvió a besar, esta vez con una pasión que no sería capaz de describir, acercó su boca a mis oídos, Helena, amor mío, me has hecho sentir un orgasmo de locura, no creí que fuera capaz de gozar como he gozado con tus caricias, mis pechos ...
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