1. Un hombre encandilado por la belleza de una joven


    Fecha: 20/02/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Manteufel, Fuente: CuentoRelatos

    ... jugaba con su pelo, se separó un poco las nalgas, la escuché jadear y no parecía fingido. No puedo jurarlo, no creo que fuese teatro. En esa ocasión vino a mi dormitorio cuando se vistió. Quería hacerme algunas preguntas, y yo se las iba a contestar con sinceridad.
    
    - "Te gusto yo de un modo especial, o es simplemente que soy la que tienes más a mano para darte el gusto?"
    
    "Eres muy especial. Si me hubieses rechazado no se lo habría pedido a ninguna otra. Ni lo he hecho antes. Eres mi luz, y digo la verdad"
    
    -"Supongo que esperaras que algún día me acueste contigo, por más dinero, cuando te coja confianza.
    
    "No, te equivocas. Lo que te dije en el parque es la verdad. Solo quiero verte... tocarte cuando estés preparada. Solo donde tú me dejes. Sé cuál es mi lugar, te llevo 35 años... sería grotesco. "
    
    -"Como te sientes cuando me voy?".
    
    "Te juré que jamás se lo diría a nadie, y eso significa nadie. Ni a un confesor. Cuando muera, lo haré en pecado mortal. Eso me pesa... pero el placer que experimento lo considero un pago justo por la condenación eterna. No te tocaré más que con mis dedos, eso es todo lo que te pido".
    
    Mónica se fue tras haber obtenido esas respuestas. Volvió la semana siguiente. Con el mismo tanga. Más suelta, más decidida. Cuando yo estaba a punto me susurró que esperase un poco... "Cuando salgo de aquí y me encierro en casa, me masturbo de lo caliente que me pone hacer esto. Es un desperdicio que lo haga sola... cuando puedo hacerlo para ti". ...
    ... Se puso de cuclillas de cara a mí, y comenzó a acariciarse el sexo. Estaba muy caliente, excitada por el numerito. Se acarició la zona del clítoris, pasándose un dedo sobre la rajita, sin llegar a penetrarse. Su respiración se aceleró, comenzó a sudar, se corrió ante mis ojos. Yo lo hice unos segundos después, cuando ella derrengada se dejó caer de rodillas, con el pelo sobre el rostro. Yo recuerdo que le di las gracias con lágrimas en los ojos.
    
    La semana siguiente me atreví a pedirle permiso para acariciarla yo. Ella accedió sin ningún impedimento. En los últimos años no había tenido práctica, pero sí que habían pasado por mis manos una buena cantidad de hembras en mi juventud. La acaricié para que gozase ella, no como un viejo libidinoso que soba para su placer. Al final se colocó de motu propio sobre mis rodillas, las piernas separadas, mis dedos bailando sobre su sexo. No creo que le hubiesen hecho nunca una paja como aquella. Como no quería mancharla con mi leche, me hice la paja sobre el pantalón mientras ella permanecía sobre mi regazo, y su mano rozaba la mía mientras lo hacía.
    
    Así fuimos llegando a más en cada martes, cita a la que nunca faltó. Con la confianza de que le decía la verdad y no lo que quería oír se fue soltando, y aunque no estaba en nuestro acuerdo, comenzó a masturbarme ella misma, y su mano suave se deslizaba sobre mi rabo mientras yo creía que me moría de placer. Mónica no era ninguna novata, sabía excitar a un hombre y como hacer una paja... ...
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