53.2 A la luz de la luna
Fecha: 24/01/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... quiero sentirla dentro de mi culo. –colocó mis piernas encima de sus hombros y comenzó a penetrarme, fue rápido pero sin dolor.
Cuando estuvo dentro de mí bufó varias veces en mi cuello y luego se elevó y comenzó a bombear con su barra de carne caliente mi culo, comencé a gemir por el intenso placer que me daba y eso le animaba a entrar y salir más rápido.
Acaricié la redondez de su culo y me sujeté en su cintura para elevar mi cabeza y busqué su boca para que me besara.
Le sentía tan fuerte, tan potente y viril, y yo tan débil debajo de él, ofrecido a sus deseos para que disfruta de mí y a la vez yo de él. Movía mi culo lo que podía y sentía espasmos de locura en mi ano, notaba que mi semen viajaba e iba a salir de mi polla.
-Me voy a correr mi amor, ya me viene. –solté mis brazos de su cuello y caí sobre la cama a la vez que de mi pene salían largos chorros de esperma caliente, agarraba con fuerza las sábanas evitando cerrar mi culo, para que siguiera entrando y saliendo con violencia de él, ahora notaba que llegaba el momento y me iba a llenar de su simiente, comenzó a engordársele la verga llenándome sin dejar espacio.
Cuando eyaculó impulsó su cuerpo queriendo penetrarme más y gozaba notando como me llenaba de su caliente leche inyectada a presión en mi vientre.
Quedó tendido sobre mí sudando a mares y gruñendo en mi cuello con la respiración atropellada.
-Me ha encanado Daniel, ha sido increíble. -respiraba con dificultad y abracé su espalda ...
... oprimiéndole contra mí. Después de unos minutos su polla salió de mi culo muy suave con una sensación de laxitud placentera.
-Vamos a darnos una ducha estamos llenos de semen. –nuestros pechos y abdómenes estaban cubiertos de mi esperma.
Ahora, limpios y sosegados en la cama, mirábamos la cerámica de la pared, yo la miraba al menos, tranquilo y relajado, confiado en que nos íbamos conociendo y que todo marchaba bien a pesar de las cosas tan fuertes que sentíamos y él deseaba que hiciéramos si se daban las oportunidades.
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Cuando nos levantamos Aurora tenía preparado nuestro desayuno como a mí me gusta y ella sabe hacer tan bien, como mi madre o mejor, no pudieron faltar las preguntas de siempre, interesada por todos necesitaba los detalles de cada uno.
Al final las tormentas anunciadas se habían reducido a una dulce y persistente llovizna que duró toda la noche, y vi por la ventana los verdes del jardín resplandecientes, lavados por la lluvia que caía.
Después de prepararnos tuvimos que llevar el coche hasta la puerta de casa por la cantidad de equipaje que había reunido, aunque Gonzalo protestaba diciendo que tenía de todo en Londres y no necesitaba cargar con tanta maleta, pero allí me sobraban los armarios y era mejor tener mis cosas cerca.
Cuando recibió la llamada de su piloto, anunciando que llegaban, nos despedimos de Aurora, ella se encargaría de cerrar la casa y estaba deseando que sus sobrinos la subieran al ...