Inmigrante (02)
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... para comerle el coño con ansia.
Náuseas y babas se le calmaron de inmediato. Se puso a gemir y luego a gritar, siendo ella ahora la que presionaba mi cabeza contra su coño, aplastando mi nariz contra su clítoris, mientras mi lengua entraba todo lo que daba de si, a la vez que la agitaba pidiendo que no parase y que siguiera .
Crucé mis brazos sobre los suyos para alcanzar sus pechos, acariciarlos nuevamente y frotar sus pezones, ahora erectos y duros como piedras. Su coño era un manantial. Su flujo y mi saliva escurrían por su perineo y ano hasta la sábana, donde formaban ya una gran mancha.
Poco después se corría incrementando sus gritos de placer, que confié en que no fuesen escuchados por los vecinos, pero un vistazo a la puerta, donde se encontraba la criada con una bandeja, que desapareció inmediatamente, me hizo darme cuenta de que por lo menos una persona se había enterado.
Con todo esto, mi polla seguía dura, así que, en cuanto terminó su corrida y me soltó, la agarré de los tobillos, la abrí bruscamente de piernas y la arrastré hacia mí. De un solo empujón le clavé toda mi polla en su coño, donde entró como si fuese un vaso de agua, de lo mojada que estaba.
-Ohhhh Me vas a reventar. No seas tan brusco.
No le había entrado toda, aunque más que la primera vez, pero fui moviéndome despacio y rápidamente se adaptó a mi tamaño.
Entonces fue cuando empecé a machacarla con ganas.
-Ohhh. Siiii. Cómo me gusta. Más fuerte. Rómpeme el coño con ese ...
... pollón.
Yo seguí dándole sin parar, mientras la besaba y acariciaba su pecho, hasta que alcanzó su segundo orgasmo. Entonces la hice ponerse a cuatro patas, levantando bien el culo, para volver a clavarla en su coño.
Nuevamente me pareció ver algún movimiento en el pasillo, al otro lado de la puerta, pero no le presté mucha atención.
Conseguí sacarle un nuevo orgasmo, pero no me detuve y me puse a acariciar su ano con mi dedo, echando saliva y frotando en círculos, a la vez que hacía presión para meterlo. Estaba muy apretadito, señal de que nunca había sido usado. Al rato, entraba y salía de su ano con la misma facilidad que mi polla de su coño.
-No puedo más. Necesito descansar. –Me dijo.
-Aguanta un poco más. Yo estoy a punto de correrme. Acaricia tu clítoris. Quiero correrme a la vez que tú.
Los movimientos de su mano rozaban mi polla en sus entradas y salidas, llevándome a borde del placer que ya de por si estaba próximo.
-Me corroooo. –Le anuncié.
-Siiii. Yo tambiéeeen. -Me anunció al sentir mi corrida en su interior.
Unos segundos después, caímos sobre la cama, ella agotada y yo satisfecho y cansado.
Miré hacia la puerta y no vi nada. Debió de ser la criada otra vez, porque Ana tenía que estar en la empresa y nunca venía a comer, y por la hora y el haberla visto con la bandeja, la criada debía haber traído la comida.
-¡Dios mío!, tengo que irme inmediatamente. Que le digo ahora a mi marido. Llevamos casi dos horas y cuarto aquí.
Y salió ...