Inmigrante (02)
Fecha: 15/12/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... le preguntaba todas las semanas si sabía cuándo me iba a mudar.
En dos mañanas hice mi mudanza. Mi nueva casa era parte de la de Ana. Era un apartamento con entrada independiente en el mismo rellano y comunicado por el interior con el resto de la vivienda mediante una puerta cerrada. Su uso era como vivienda de invitados, y constaba de dos dormitorios, un baño, cocina y salón de estar con televisión, equipo de música y bar bien surtido.
No coincidía con Ana en las entradas y salidas. Ella trabajaba de día y yo de noche. No hablábamos ni nos molestábamos, la puerta era una barrera infranqueable. Ninguno de los dos teníamos interés por el otro, pero mi vida mejoró en el sentido de que me hacían la limpieza y la cama, tenía la nevera llena y comida preparada cuando me levantaba a medio día.
En la discoteca, mis días festivos los tenía entre semana, durante tres semanas seguidas, y un fin de semana en la que hacía la cuarta. Unos guardaba fiesta sábado y domingo y otros viernes y sábado.
Ese mes lo pasé haciendo gestiones en mi tiempo libre y follándome en la oficina a la que caía por allí. Atendí a las cuatro amigas cuando venían los viernes, invitando como siempre a las consumiciones. Marisa estaba cada vez más insinuante, las otras dos, expectantes y Ana… indiferente.
El sábado del primer fin de semana que estaba en mi nuevo domicilio me tocaba fiesta. Serían sobre las 11 de la mañana cuando llamaron insistentemente a la puerta. Cuando conseguí despertarme y ...
... darme cuenta de que era el timbre, me puse unos pantalones, porque duermo desnudo, y fui a abrir.
Me encontré con la sorpresa de que era Marisa la que llamaba, y que nuevamente empezó avasallando. Cerró la puerta y me llevó de la mano directamente al dormitorio, mientras me decía:
-Vamos rápido. Tenemos quince o veinte minutos antes de volver a casa. Le he dicho a mi marido que iba a mirar para ver si encontraba un vestido que necesito.
Rápidamente, se quitó la camisa y la falda, quedando totalmente desnuda. Cuando la dejó en la silla donde había dejado el bolso, vi que de este asomaban las bragas y tirantes del sujetador.
Se lanzó sobre mí a besarme y frotarse, mientras me decía:
-No aguantaba más. Después del otro día, nada es igual. Necesito follar contigo más que el aire para respirar.
Intentó llevarme a la cama, pero yo quería otra cosa. Puse mis manos sobre sus hombros e hice presión hasta que se arrodilló ante mí.
-No me gusta. No he querido hacerlo nunca. Ni siquiera a mi marido.
-Pues vístete y vete. A mí no me gusta que me manipulen y utilicen. Si quieres follar hoy, será a mi manera, como yo quiera y hasta que yo quiera.
-No sé si sabré, pero voy a intentarlo.
Se quedó parada, esperando, hasta que le dije:
-¿A qué esperas? Quítame los pantalones y sácamela.
No tuvo problemas para quitármelos, pero se quedó parada mirando mi polla semi-erecta
-¿Que tengo que hacer?
-Métela en la boca y chúpala como si fuera un helado o un ...