1. Mi venganza (2)


    Fecha: 13/12/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... procuraron que no me faltase líquido en mi vaso de gin-tonic, pero como soy poco bebedor de alcoholes fuerte, solamente tomada un sorbo con cada brindis.
    
    De allí fuimos a una discoteca donde seguimos bebiendo y bailando. Nos retiramos pronto, entre las risas y bromas de los amigos, a un hotel cercano en el que habíamos previsto para pasar nuestra primera noche. Yo tenía unas ganas tremendas de acostarme, me caía de sueño y cansancio.
    
    Tuve que esperar a que ella saliese del baño, pero mereció la pena verla con su camisoncito negro que no ocultaba nada y su tanga mínimo del mismo color. Mientras lo hacía, abrí una botella de champagne, que el hotel había tenido la gentileza de ofrecernos, y serví dos copas.
    
    -¿Te gusta?
    
    Asentí babeando. Se colgó de mi cuello y entre besos me dijo
    
    -Pues date prisa que estoy deseando ser tuya.
    
    En otro momento, me la hubiese follado allí mismo, pero estaba tan cansado y bebido que dudaba que pudiese hacer algo.
    
    Después de hacer un pis, lavarme los dientes y una ducha rápida, salí en dirección a la cama, donde se encontraba ella recostada. Se incorporó y me ofreció una de las copas. Brindamos por nosotros y nuestro feliz matrimonio, vaciamos las copas, me recogió la mía de mi mano y dejó ambas en la mesita, volviendo a abrazarme para iniciar una cadena de besos que nos calentó.
    
    Me separé de ella, le saqué el camisoncito, bajé besando su cuerpo, sus pechos con los pezones duros y enhiestos, siguiendo para abajo mientras caía ...
    ... de rodillas. Bajé también su tanga hasta que se lo saqué por los pies, la hice separa un poco sus piernas y pasé la lengua por el borde de su raja, recorriendo los labios en toda su longitud.
    
    Ella acariciaba mi cabeza y empezó a presionarme contra su coño. Me levanté a duras penas y la hice acostarse en la cama.
    
    Ya ubicado más cómodamente entre sus piernas, seguí comiéndole el coño, recorriendo toda la vulva y bajando hasta su ano, donde me entretenía para ensalivarlo bien, mientras ella no paraba de emitir gemidos.
    
    -MMMMMMM. Sigue así, me gusta,
    
    -OOOOHHHHH. Qué placer me estás dando.
    
    Me notaba raro, pero fui subiendo por su cuerpo, repartiendo besos por todo él, con la intención de consumar el matrimonio, pero esto ya son recuerdos difusos. Recuerdo recibir algunos golpes, gritos, pero nada más.
    
    Cuando me desperté al día siguiente, era ya al atardecer. La escasa luz que entraba por los laterales de la tupida cortina, me permitió ver la cama que estaba hecha un desastre. Carla estaba desnuda a mi lado, dormida, con cara de felicidad.
    
    Acaricié su cuerpo con suavidad, poniendo todo mi amor en el gesto. Esto la despertó. Me miró sonriendo y de inmediato puso cara de ira diciendo:
    
    -Déjame en paz, animal. ¿Todavía no te has cansado de hacerme daño?
    
    -¿Qué te he hecho, cariño? No recuerdo nada.
    
    -¿Que no te acuerdas? ¿Que no te acuerdas? Serás cabrón. ¿No te acuerdas cuando te decía que me hacías mucho daño y tú seguías metiendo tu asquerosa polla dentro ...
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