1. Mi venganza (2)


    Fecha: 13/12/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... los botones de su camisa blanca, dejando al descubierto su sujetador también blanco.
    
    Bajé los tirantes del sujetador para dejar los pechos al aire, sin dejar de besarla. Lleve mi mano hasta uno para acariciarlo. Ella gimió.
    
    -MMMMMM. No me desnudes. Me da mucha vergüenza que me veas desnuda, -Me dijo.
    
    -No te veo. Esto está oscuro. Además ¿No te gusta lo que te hago?
    
    -MMMMMM Siii. Pero es que… No me ha visto nadie así.
    
    -No te preocupes. Yo no te veo (la luna llena se filtraba entre los árboles. No había otro sitio más tupido) relájate y déjame darte placer.
    
    Seguí acariciando sus pechos, besando sus pezones, recorriéndolos con mi lengua y haciéndole soltar gemidos de placer.
    
    Alternando entre sus pechos, cuello y boca, pasé mi mano a sus muslos, subiendo por ellos, a la vez que desplazaba su falda negra hacia arriba.
    
    Los acariciaba indistintamente, acercándome cada vez a sus bragas. Cuando llegué a ellas, estaban empapadas. Las desplacé a un lado e introduje mi dedo medio en su coño, frotando el clítoris en el movimiento.
    
    Estuve un buen rato penetrándola con uno y dos dedos, sin dejar de chupar y acariciar sus pechos, su cuello y su boca.
    
    No tardó mucho en alcanzar un potente orgasmo que exteriorizó arqueando su cuerpo y emitiendo un fuerte gemido.
    
    -AAAAAHHHH
    
    Estuve acariciándola hasta que se recuperó, volviendo a los besos sobre su cuerpo hasta que salté de los pechos a su coño y comencé a comérselo con pasión. Su clítoris se puso duro ...
    ... rápidamente. Era grande. Lo recogí entre mis labios. Chupé, lamí, presioné, volví a meter los dedos, acaricié sus pechos, sus pezones… Me emplee a fondo para llevarla al borde del orgasmo, mientras con una mano liberaba mi dolorida polla de tan dura que estaba.
    
    Cuando me pareció que estaba a punto, me dispuse a retirarme y colocarme encima de ella para follarla, pero no me dio tiempo. Agarró mi cabeza por los pelos y me presionó fuertemente contra su coño.
    
    -Siiii, sigue. Más. Dame más. Méteme bien la lengua.
    
    Repitiendo la letanía tres o cuatro veces más, hasta que volvió a alcanzar un nuevo orgasmo.
    
    -Siiii, Ahhhhhh.
    
    Cuando me soltó, el que tuvo que recuperarse fui yo. Me dolía la mandíbula de tener la boca abierta, la lengua de tanto moverla sobre su clítoris, la nariz de tenerla aplastada contra su pubis y sobre todo, me faltaba el aire.
    
    Cuando me recuperé, mi erección no había variado un ápice, por lo que me dispuse a colocarme sobre ella.
    
    -Pero ¿Qué haces? ¿Qué pretendes?
    
    -Quiero follarte. Me tienes excitado desde que empezamos a salir y ¡quiero hacerte mía ya!
    
    -Ni hablar. Quiero llegar virgen al matrimonio. Eso debe quedar claro desde ahora. Si no estás dispuesto a aguantar, aquí mismo termina nuestra relación.
    
    -Pero si hoy en día todas las parejas lo hacen. Además, yo quiero casarme contigo. Te quiero desde que éramos niños. No podría vivir con otra que no fueses tú.
    
    -Pues con mayor razón debes respetarme, si me quieres.
    
    -Por lo menos, hazme ...
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