En las duchas con Adriana
Fecha: 18/02/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Evan, Fuente: CuentoRelatos
... sus pies. Los tenía cuidados y con las uñas pintadas de negro.
Era, en su conjunto, una mujer de unos treinta y pocos, muy hermosa. Al menos, a mí me lo parecía. Y como era de esperarse, sobre todo cuando tu mente ha perdido el rumbo, una erección más que evidente hizo que despertara de mi ensoñación. Iba a taparme como un acto reflejo, pero ella dio un paso más hacia mí y me dio un beso en la mejilla.
—Gracias por el piropo, aunque no te hayan hecho falta palabras para decirlo —me dijo sin borrar esa bonita sonrisa de su boca.
Tras esas dulces palabras, pasó por mi lado y se dirigió a otra de las duchas. Antes de cerrar la cortina, me miró de nuevo a los ojos y me hizo una señal, moviendo su dedo a modo de invitación. Casi se me cae la mandíbula al suelo ante lo que estaba sucediendo. Sacudí mi cabeza y comencé a caminar hasta llegar de nuevo frente a ella.
—Creo que te debo un beso para igualar las cosas —dije prácticamente sin pensar-. ¿Puedo dártelo en los labios?
Ella soltó una risa, se puso un poco de puntillas y rodeó mi cuello con sus brazos.
—Adelante, no creo que puedas fallar estando tan cerca.
En ese instante, puse mi mano derecha rodeando su cintura y con la izquierda comencé a acariciar su pelo, era muy suave y agradable al tacto. Por último, la besé en los labios y nuevamente, la sensación de suavidad hizo acto de presencia. Así como de nuevo, otra erección por mi parte.
Estábamos tan cerca, que rocé sin querer su vulva y un ligero ...
... suspiro de sorpresa por parte de ella interrumpió nuestro beso.
—Disculpa —dije dando un paso hacia atrás—. No es algo que uno pueda controlar en una situación como esta.
Esta vez, ella se echó a reír. Su risa, mezclada con el sonido del agua al caer, era una música realmente hipnótica. Cuando terminó de reír, me cogió del brazo y tiró de el para que nos volviéramos a juntar.
Yo me dejé hacer y fui nuevamente a besarle los labios. Ella, por su parte, había comenzado a frotar su vulva en mi pene. Lo estaba haciendo lento y poco a poco, notaba como se iba mojando cada vez más y más.
Tras finalizar nuestro beso esta segunda vez, bajé un poco y comencé a besarla por su cuello. Mientras lo hacía, pude notar como se le iba erizando la piel allí por donde la besaba. También se hizo obvio que su pelvis iba moviéndose cada vez más rápido.
Yo la dejé hacer mientras seguía dándole besos. Para llevar las cosas un poco más lejos, comencé a jugar con sus pechos con mi mano derecha, mientras que con la izquierda me entretenía jugando y acariciando su cabello. En ese momento, ella se acercó a mi oído y me susurró
—Me voy a correr, por favor, no pares.
Yo me quedé nuevamente sin palabras, que decir. Pero, por suerte, algo dentro de mí consiguió articular una frase.
—Yo también me vengo.
Cuando el intercambio de palabras terminó, ella comenzó a frotarse más furiosamente en mi pene. Yo por mi parte, volví a besarla en los labios y pasé a acariciar suavemente sus pechos y a ...