1. Una madura con ganas


    Fecha: 29/12/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... No, contestó él, para nada. Tal vez no soy muy expresivo, pero si lo disfruté muchísimo. De verdad…
    
    O ¿será que por estar mi marido presente te reprimiste un poco? Tal vez, contestó, no lo sé. Es la primera vez que me atrevo a hacer algo así y no sabría decir si reaccioné o no bien. Casi siempre las aventuras se dan con personas de mi edad, o muy próximas, y esta es la primera vez que me veo involucrado con una persona como usted. Pero, al final de cuentas, preguntó ella, ¿te gustó o no te gustó? Sí, dijo él. Y ¿Qué te gustó? Le siguió interrogando. Pues, todo. Tal vez me sentí un poquito menos por aquello de que era usted quien disponía y dirigía. Entonces, tal vez me quedé esperando lo que se venía e iba a pasar a cada instante.
    
    Y si hubieras estado con unas jovencitas ¿qué hubiera pasado? Preguntó mi mujer. Creo que lo mismo. Si se trata del acto en sí, no habría diferencia. Lo que pasa es que, para mí, por lo menos, estar con jovencitas me pone en la situación del varón experimentado que ya sabe lo que tiene qué hacer. Y hoy, por el contrario, me sentí en una posición diferente, porque, aunque es lo mismo, no sabía a ciencia cierta qué hacer. Entiendo, le dijo ella. Bueno, dejemos eso atrás y brindemos, dije yo, como para relajar el interrogatorio.
    
    Carlos Alberto, a pedido de mi esposa, nos confesó varias de sus aventuras y experiencias. Nada anormal. Lo propio de jóvenes con ganas de probarlo todo. Y, para rematar, ella le preguntó. Y, en conclusión, qué es lo ...
    ... que más te excita al tener sexo con una mujer. Muchas cosas, contestó. ¿Pero? Insistió mi mujer. Pero lo que más me estimula es ver cómo mi pene entra y sale del cuerpo de la mujer, contestó. ¿Y cual posición te permite hacer eso? Volvió a cuestionarle ella. Cuando la mujer está de pie y yo accedo a ella desde atrás, dijo. Y ¿por qué no lo hiciste? Ante lo cual se limitó a encoger sus hombros y torcer la comisura de sus labios hacia abajo. ¡No sé!
    
    Pero ¿te gustaría?, increpó ella. Sí, dijo él. Y ¿estás dispuesto a disfrutarlo? Sí, respondió. Entonces, cogiéndolo de la mano y levantándolo de la cama, le dijo vamos. Hábilmente le acarició su pene y delicadamente lo beso, de manera que Carlos Alberto se empezó a encender rápidamente. Su miembro no duró en crecer y ponerse duro, y ella, para garantizar mejor desempeño, se puso en cuclillas frente a él y le mamó su pene, poniendo énfasis en regalarle lengüetazos rápidos y repetidos a su glande. El hombre pareció entusiasmarse, y no frenó para nada las caricias que mi esposa le daba, no solo a su pene sino también a sus testículos, que parecían hinchados de la emoción.
    
    Pasados unos minutos en es labor, ella se levanta, se apoya en el espaldar de una silla, situada frente a un espejo, e inclina su cuerpo para que el macho acceda desde atrás, como le había dicho que quería. El no lo dudó y, colocándose detrás de ella, apuntó su pene a la concha de mi mujer y la penetró. En el espejo, frente a la silla, se podían ver mutuamente. ...
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