... pedí que se diera vuelta. Quería verle el culo. Clarisa se levantó, pero antes de colocarse como le pedí, no dejó de darme una linda mamadita. Luego se la ensartó y comenzó una nueva cabalgata.
-Tirate hacia mis pies. Quiero verte el culito mientras saltás.
-¿Qué tal? ¿Es lindo?
-Precioso…
-Sacame varias fotos.
Hice lo mismo que antes, esta vez con dos almohadas bajo mi cabeza, así no me era tan difícil, y le tomé varias. Esta vez la hice quedarse quieta, con la pija en varias ubicaciones, bien adentro, casi afuera, en el medio, así, varias. Salieron bastante mejor. Se las mostré.
-Si, mejor. También mandámelas.
Volvimos a dedicarnos a coger. Bien hacia los pies. Hermosa postura.
-¿Me ves mejor el culito?
-Si, bárbaro… ¡Hermosísimo!
Pero había otra cosa. Al estar tirada bien hacia mis pies, el roce del clítoris es mayor, por lo que produce el orgasmo más rápidamente. No pasaron más de 5 minutos y Clarisa se estremeció y sacudió, sentándose bien erguida con la pija en el fondo. Sus fluidos chorrearon por mi ingle y las piernas. La cama quedo totalmente mojada.
-Muy rico tu orgasmo, querida. ¡Mojaste todo!
-¡Jajaja!
-Ponete en cuatro…
-¿Me la das por la colita, mi amor?
-Sí, claro. Te gusta mucho por allí, ¿no?
-Lo adoro. ¡Es tan rico! Desde que me enseñaste a hacerlo, cada vez me gusta más…
-En el borde de la cama no. Más adentro. Me voy a montar en tu grupa.
-Si, dale. ¡Qué lindo!
Se colocó como le dije. La chupé, la besé, la ensalive y puse ...
... lubricante en el ano y en la pija. Le lubriqué toda la zona, distribuyendo el lubricante. ¡Cuánto más, mejor! Le metí un dedo despacito, deslizándolo con el lubricante. Cuando entra todo, le meto otro, también llevando lubricante hacia el interior del culo…, y luego un tercero. Clarisa gemía despacito. Sus manitas se aferraban a las sábanas. Si tenía algún dolor no lo manifestaba. Todo muy lindo y cómodo. Tan hermoso ese culo, que no había nada que lo desmereciera. Cuando noto suficiente dilatación, y que la nena ya no aprieta las manos en las sábanas, le apoyo el glande en el centro del ano…
-¡Si papito! ¡Qué rico! ¡Dale! ¡Métemela ahora por favor!
Entraba despacito, sintiendo como el lubricante acompañaba a la pija deslizándose en el recto. ¡Había adquirido la medida ideal! Clarisa volvió a gemir y lanzar grititos de placer. Cuando ya estaba casi completamente adentro, la nena comenzó a mover las caderas, como si quisiera acelerar el trámite. ¡Ya estaba adentro! Los testículos colgaban sobre la concha. Me muevo dentro de ella y el roce es suave y fácil. ¡Está a punto! Salgo un poquito y la vuelvo a enterrar. No hay dificultades. Clarisa sigue moviendo las caderas en círculo. Se la saco totalmente y la vuelvo a meter. Sus gemidos son más fuertes y placenteros. Meto una mano por debajo de mis testículos y le meto los dedos que tengo mojados por el lubricante en la concha. Los muevo al ritmo del bombeo al culo. Clarisa me acompaña en el mete y saca. ¡Nunca mejor utilizada la palabra ...