1. El hermano de mi hermano es de cuidado (II)


    Fecha: 26/07/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Parecía que nuestros padres habían olvidado comprar la cama que habían dicho y ya llevábamos casi dos meses y nosotros seguíamos sin decir nada porque lo teníamos más fácil para follar cada día antes de dormirnos. Sinto comenzó a ir a la Universidad, casi todos los días teníamos parecido horario, aunque estábamos en años diferentes, a mí me faltaba poco para la licenciatura en medicina, pensaba hacer doctorado y algún máster de especialización con la idea de acompañar a Sinto, pues cada día lo llevaba yo en el coche que nuestros padres compraron para nosotros dos. Nos portábamos muy bien, decían ellos.
    
    Ya había comenzado a hacer fresco, y en la cama teníamos de cobija el nórdico con funda, que era muy grande y nos cubría bien, así que ya no usábamos sábana en la parte superior. Nuestros padres madrugaban diariamente, solomos sábados y domingos podíamos verlos. Sinto y yo comíamos en el comedor universitario. El problema era Gonzalo que no salía de casa, pero mamá Martina siempre le dejaba algo cocinado que solo tenía que calentar. Ya llevaba más de tres meses sin salir de casa, su programa era su habitación salir a comer tres veces al día y volver a su habitación.
    
    Mientras, Sinto y yo íbamos cada vez uniendo nuestras vidas en lo profesional futuro, ambos hacíamos medicina; teníamos claro que nos queríamos algo más que por el simple hecho de ser hermanos o medio hermanos, qué más da; comenzamos nuestra relación por el placer y pasamos a realizar todo lo que se puede ...
    ... hacer con el sexo entre dos hombres, pero un día nos dijimos que quizá sería bueno planificar nuestra vida de cara al futuro orientándola hacia nosotros dos y así evitar que surgieran otras cosas con otros. Ambos estábamos de acuerdo.
    
    La habitación nuestra era amplia, muy espaciosa, tenía un closet grande y cabía la ropa de los dos, ropa que al principio estaba muy ordenada en dos compartimentos —la tuya y la mía—, y que pronto dejó de ser así, porque al ser de la misma estatura y mismas tallas a pesar de la distancia de los siete años, cada uno se ponía lo que le gustaba o tenía delante. A veces ocurría lo siguiente:
    
    — Ponte mi pantalón y tomo tu camisa.
    
    — ¿Qué tal me queda este jockstraps tuyo?
    
    — ¿Vas a usar hoy este jersey, si no me lo pongo yo.
    
    Ya no había ropa de nadie, toda la ropa era de los dos. Pero en casa nadie nos dijo nada, tal vez porque no caían en la cuenta, pero yo pienso que nuestros padres no tenían tiempo a pensar en nosotros, solo nos daban el dinero que necesitábamos y a veces más, lo que nos indicaba que los negocios les iban bien. La mamá de Sinto, Martina, tenía un puesto de mucho prestigio en el mercado, allí se hacía cola para adquirir quesos, jamones, embutidos, algunas conservas y otros productos de cierto lujo como aceites vírgenes, etc.; mi padre era distribuidos de mercancías de importación, desde España al extranjero y al revés, claro lo mejor que veía se lo llevaba a su esposa y con eso aumentaban más las ventas. Tengo que ...
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