1. Historia inolvidable.Comienzo de fetiches y dolor.


    Fecha: 02/06/2022, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: sumisso22, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... pegadas y separadas por una pequeña mediana que separaba ambas casas. No llegaban al metro de altitud la pared que separaba ambas casas.  Había poca intimidad.
    
    Observé a mi nueva vecina, una mujer de unos 55-60 años y muy corpulenta, tanto por su estatura como por su grosor. Una mujer más alta que la media de mujeres y de complexión más bien rechoncha. Era bastante grande aquella mujer, entre su estatura y peso superaría los 100 kilos sobradamente. Siempre me ha gustado poner en mi mente un pequeño mote o seudónimo a las personas, en este caso era muy fácil, “la montaña “. A parte de que era enorme y morena con el pelo hasta los hombros no podría daros más descripción en ese momento, ya que no fue algo que me llamó la atención, solo fue un breve momento, mi pensamiento fue “Que pena que no sea una mujer joven de una belleza espectacular mi vecina y se acercase a mi provocativamente en bikini”. Aquello solo sucedía en las películas, era una mujer normal, aunque más grande y corpulenta de lo normal y demasiado mayor de edad para mí.
    
    Mis pensamientos se apartaron de mi vecina en pocos segundos y continue escribiendo hasta que sucedió algo que volvió a llamar mi atención. Unos minutos más tardes apareció alguien mayor que ella, muy bien vestido, trajeado e impoluto. Supuse que era su marido por la forma de entrar en el jardín exterior. La señora corpulenta, “la montaña “se acercó a este hombre y escuché como le propinó un bofetón en su rostro, la mujer le recriminó que ...
    ... ya se ha había vuelto a manchar la corbata. Aquello detuvo mis pensamientos envueltos en mi proyecto y me quedé perplejo como le había soltado un tremendo guantazo por mancharse su vestimenta. Le fue reprimiendo durante el pequeño trayecto del jardín al interior por su descuido. Aquello me impacto, no sabía que pensar, llamó mi curiosidad este suceso.
    
    Al día siguiente, repetí la rutina de mi día anterior. Sali al porche exterior y comencé a escribir, pero esta vez miraba de vez en cuando a casa de la vecina. El suceso del día anterior había captado mi atención. La señora salió de nuevo al exterior, esta vez por la tarde. Aparté la mirada de mi ordenador y comencé a observarla detenidamente. La sensación fue la misma que el día anterior, grande y con gran tamaño, una montaña. Me fijé en su cara rechoncha y con los labios pintados de rojo. No era fea, solo había que saber observarla. De nuevo se volvió a repetir la situación del día anterior. Llegó su marido o quien fuese y entró en el jardín. Comenzó a gritarle y llamarle “inútil “, se había olvidado de traer algo que le recriminaba. Volvió a soltarle un tremendo bofetón en el rostro. Esta vez capté detalles que había pasado por alto el día anterior. La señora llevaba enfundados en sus brazos unos grandes guantes de goma de uso doméstico. Si, de los que se usan en casa para fregar o limpiar. Guantes largos de goma o caucho grueso hasta los codos. Esta vez me fijé en el detalle, el sonido del bofetón resonó como en el día ...
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