Historia inolvidable.Comienzo de fetiches y dolor.
Fecha: 02/06/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Tus Relatos
Autor: sumisso22, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... Me dolía todo el cuerpo. Ya era de noche y no se veía nada en la habitación. Llegó hasta a mí, esta vez se había enfundado de nuevo el otro guante de goma. Me desconcertaba su obsesión con los guantes de goma, no lo comprendía. Me desató, sacó las bragas de mi boca y me miró fijamente sujetando mi mandíbula entre su guante de goma.
- Esta vez han sido 50 correazos, vuelve a desafiarme y serán 100. ¿Ahora tú decides que hacer? - Ahora comprendí todo, deseaba saber si estaba dispuesto a seguir o se me había pasado la curiosidad. Comprendí que deseaba estar a su lado y ser castigado, no iba a conformarme con aquello, tendría que volver a desafiarla y hacerla comprender que deseaba ser también su esclavo. El precio serían sus cien correazos
Aquella noche dolorido con crema en el culo por el dolor, me puse a escribir mi proyecto. Las líneas y palabras salían solas, nunca había estado tan inspirado, hice cambios e incluso incluí escenas de dominación en la vida del detective imaginario de mi proyecto. Nunca había tenido ese cumulo de sensaciones. Me dolía el culo horrores, mis manos estaban marcadas por la cuerda y no paraba de pensar en sus guantes de goma y sus bragas. Aquella señora era espectacular, ¿por qué me atraía tanto?
Aquel verano y los dos próximos años fueron espectaculares. Por supuesto que volví a desafiarla. Quería estar a su lado y ser castigado. Los cien correazos ya son objeto de otro relato, fue muy duro. Aquella mujer me apasionaba, tanto ...
... que adquirí todos sus gustos. Comprendí el significado de llevar guantes de goma. Era un fetiche suyo, le gustaba la sensación de castigar con ellos en sus manos y su tacto. La sensación de la goma y la piel. Lo comprendí tanto que adquirí su fetiche, deseaba que me tocara con ellos continuamente, lo deseaba, suplicaba y anhelaba. Estar atado y amordazado se convirtió en otro fetiche añadido para mí, a ella le encantaba tener indefensos a sus esclavos y a mí me encantaba estar en aquella situación. El sabor de sus bragas en su boca lo viví continuamente, era a la vez tan apestoso y a la vez tan placentero que no sabría explicarlo, hay cosas que solo se experimentan y no se pueden relatar.
Descubrimos juntos que yo era masoquista, practico castigos que nunca antes había experimentado con su marido. Los correazos solo fueron un aperitivo de lo que estaba por suceder. Siempre se enfundada en sus guantes de goma y yo completamente restringido sin poder hablar ni moverme me castigaba duramente. Si tenía suerte al terminar se quitaba los guantes sudados y los introducía en mi boca mandándome al rincón a esperar horas su perdón .
Su marido se convirtió en mi mejor amigo, una persona fabulosa y muy inteligente. Me ayudó en mi proyecto y gané el primer premio. Éramos inseparables y siempre castigados por la señora que no dejaba de inventar castigos. Su esclavo y marido era ya mayor y no soportaba grandes castigos, yo por el contrario era joven y recibí castigos muy duros, ...