... acostumbrado a esto, solo bastaron unos cuantos movimientos más para que todo ese juguete quedara dentro de mí. Activé el vibrador y la temperatura para aumentar el placer, no me di cuenta que mientras estaba cabalgando el rabo también bombeaba con mi mano el aparato así que lo hice llenarme al poco tiempo. De inmediato lo volví a llenar, conecté el juguete con la máquina y empecé a darme bomba con toda la fuerza del equipo. Me fuí acomodando mejor logrando tenerlo bien adentro a todo, dándome duro y observando como mi panza se deformaba con cada embestida. El orgasmo llegó y aproveche para vaciarlo nuevamente en mi interior.
Pero aún seguía muy caliente. Me voy a ver que, si se retiraron todos los trabajadores, al confirmar esto, vuelvo a buscar mi juguete y me dirijo al establo. Mi gran macho olfatea a su hembra en celos y se pone inquieto. Su rabo empieza a salir mientras yo me estoy dando duro con mi juguete, y de solo ver su verga dura y firme otro orgasmo se apodera de mi cuerpo. Pero me mantengo firme, me saco el consolador y me ubico para que mi macho ...
... me monte, algo que no demora en hacer. Su verga dura embiste buscando mi agujero, con la ayuda de mi mano lo guío hasta ahí, para que en la primera estocada su gran pedazo de carne entre sin problemas. Sigue bombeando y presionando mis tripas deformando mi estómago. Siento sus chorros de leche caliente que me dejan bien llena. Antes de que termine de salir su verga me agacho y me dejo caer de rodillas, evitando que su leche abandone mi cuerpo, aún quería sentirla. Después de un momento me levante y deje salir su leche que bañó mis piernas. Fui a levantar el consolador y regresé a la casa. Totalmente satisfecha, fue todo un éxito, el juguete cumplía con todo lo que esperaba. Además me dejaba mejor servida para que mi macho entre con su pedazo de carne más a gusto, profundo y fuerte. Mi ano no terminaba ardido de esta manera y podía volver a seguir de ser necesario. Le entregué a mis perros mi vagina en agradecimiento por su limpieza a lengüetazos. Ese fue el último orgasmo del día antes de acostarme a descansar y soñar como sería mi próximo encuentro en mi establo.