Amante a Los líos
Fecha: 21/07/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: wastedLalo, Fuente: SexoSinTabues
... muslos separados, el cuerpo erguido, los brazos pegados al cuerpo, las manos colgando fláccidas y la lengua fuera. Escucho un taconeo que reconozco al instante y sólo de adivinar a quien pertenecen estas pisadas me remuevo inquieto y jadeo con mayor insistencia. En el momento en que ella entra en el salón ya estoy en posición de adoración, de rodillas, el cuerpo doblado hacia delante, la barbilla tocando al suelo, los brazos y las manos pegados a los costados y en contacto con el suelo desde los codos hasta los dedos, los muslos ligeramente separados para mostrar mis genitales anillados. Oigo el sonido, ahora más lento, de sus tacones. Sé qué zapatos calza por cómo arrancan ruido de las baldosas. Son unos escarpines de salón de tacón pequeño, mejor mediano. Sólo me falta saber el color. Se está moviendo por detrás de mí. Debe buscar una revista en el revistero porque escucho el roce del papel al ser removido. Su fragancia termina de confirmarme que se trata de ella. Siento un escalofrío y todos mis músculos se estremecen. Me saluda apretándome ligeramente los testículos, como sólo ella sabe hacerlo, sin causar dolor, solo estremecimiento. Pasa por delante de mí y se sienta en frente, en el sofá. Desde mi posición sólo puedo ver sus zapatos, son rojos, sus finos tobillos y sus elegantes pantorrillas. Nada más. Pero no necesito ver más. Es ella, el ama Kim. No me dice nada. Cruza una pierna y abre la revista. Sigo en mi postura de adoración. Inmóvil. Mi vista clavada en el ...
... zapato que se apoya en el suelo. El otro está fuera de mi alcance de visión hasta que ¡Oh, milagro! se desprende de su pie y queda en equilibrio apoyado en sus deditos. No me dice nada. Lee. Quiero que me diga algo, que me ordene algo, pero Kim sigue leyendo en silencio, un silencio que se rompe en el momento que el zapato que cuelga de sus dedos se ha desprendido y cae al suelo con un estrépito sordo. Es mi hora. Avanzo sin levantar la cabeza, con la barbilla que sigo teniendo pegada al suelo, haciendo ligeros avances de mis rodillas. Llego junto al zapato solitario. Con la cara me lo coloco de tal manera que atraparlo por el tacón con la boca me resulte sencillo. Ya lo tengo. Ahora muerdo para que el zapato quede bien sujeto y voy levantando la cabeza. Ante mis ojos aparece el pie desnudo del que ha caído el zapato que tengo en mi boca. Me giro, me contorsiono de manera que puedo introducir los deditos del pie descalzo en la embocadura del zapato. Empujo. El pie está quieto. Finalmente lo acoplo y una sensación de triunfo muy agradable me invade por completo. Sigo con la cabeza elevada. Saco la lengua y la paso por el empeine del rojo zapato. La mano del ama Kim recompensa mi esfuerzo acariciándome la calva. Me estremezco. Vuelvo a la postura de adoración y me quedo quieto. —¡Patitas arriba, perrito! — oigo que me dice la dulce voz de mi ama Kim . «Patitas arriba» es la manera casi infantil con que Kim designa la postura de juego. Rápidamente me doy la vuelta, me echo sobre mis ...