Un viaje para toda la vida
Fecha: 24/07/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... siendo un club de fútbol, sólo contaba con un gran baño, donde las duchas era un fila de pequeñas cabinas con puertas que no llegaban hasta el suelo, y que estaban en muy mal estado.
Pronto nos acomodamos y celebramos la llegada; como era obvio, el famoso congreso pasó a segundo plano, sólo unos pocos "chanconcitos" se quedaron a escucharlo por completo, los demás disfrutamos de la ciudad: de la belleza y majestuosidad del paisaje durante el día y de sus alucinantes discotecas durante la noche.
Las borracheras, ni se diga, si ya en Lima nos desbandábamos, con toda la responsabilidad de llegar a casa en la noche, aquí, libres de cualquier control, nos bebimos medio Cuzco, bailamos de lo lindo y dejamos correr nuestros sentidos a mil por hora. En una de estas reuniones, la segunda noche, el momento llegó. Era aun muy temprano, las 9:30 más o menos, pero yo ya estaba hecha una uva, me tambaleaba de ebria, aun así quería bailar y se me pego para ello uno de los candidatos, bastante mayor que yo, de veintisiete años, muy guapo e interesante. El no era como los otros mocosos de mi salón; este tipo siempre sabía que hacer y que decir, tenía la voz muy sexi y la mirada penetrante, te daba la sensación de que podía ver tus pensamientos.
Bueno, bailamos, recordamos una conversación de un mes atrás cuando él me había hecho confesarle que era virgen y sorprendido me preguntó que como era posible siendo tan atractiva y además tan coqueta; aquella vez me dijo que sólo necesitaba ...
... un hombre que despertara todas mis emociones, que me hiciera sentir lo suficiente. El recuerdo de esa conversación me había desvelado por días y allí recordándolo, me estaba mojando todita.
Sus manos se movían sobre mi cintura, aprovechando que la salsa de fondo era suavecita y cadenciosa, en un momento se me pegó y sentí un fierro caliente en medio de sus piernas, latiendo ansioso dentro de su prisión. No realicé ningún esfuerzo por liberarme y él siguió, olió mi cabello, me dijo que le gustaba y me besó la frente repetidas veces, bajando por las mejillas hasta llegar a mis labios que lo esperaban abiertos.
De seguro que los demás nos estarían viendo, a mi no me importó y mientras nuestras lenguas medían fuerzas, lo dejé hacer de todo, acaricio mis nalgas por encima de la falda larga y transparente que estaba usando y subió por mi piel hasta encontrar mis pechos, jugando con los erectos pezones que delataban el grado de mi ansiedad. Me pidió que nos fuéramos y yo lo saque de un empujón hasta la calle. Fuera de la disco, nos abrazamos con furia loca y le dimos un buen espectáculo a la gente que entraba y salía del local, recibimos silbidos y aplausos a granel, eso nos devolvió un poco a la realidad así que me sugirió ir a la casa de un amigo suyo que estaba vacía, yo acepté. Antes de partir, entró a la discoteca "para despedirse", me pareció raro pero en el estado en que me encontraba tenía muy poca capacidad de reacción. Luego salió y me subió a un taxi, en el asiento ...