1. Mi verano en Londres


    Fecha: 13/07/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... nuevo que había empezado a trabajar el restaurante como camarero. Yo le dije que no. Pero me intrigó la pregunta, salí de la ducha, y me dirigí a la suya. Abrí la cortina y le dije que me repitiera lo de ese chico. Pero antes de acabar mi pregunta, no pude evitar fijarme en su culito moreno, perfecto, enjabonado al final de aquella grandiosa espalda. Entonces me acerqué por detrás, introduje los brazos bajo los suyos y comencé a pellizcarle los pezones. Entonces me dijo –todavía no has tenido bastante?, es que quieres más?- no conteste, y empecé a besarle en cuello. El renegó, y dijo que tenía que seguir trabajando. Pero no se lo permití, y cuanto más rehusaba, más me excitaba. Entonces empecé a acariciarle el culo, y el se fue sintiendo cada vez más cómodo –venga, Dani que me tengo que largar-, pero mis manos acariciando su polla otra vez, se lo impedía. Entonces le dije, -¡abre las piernas!- y comprendió que yo todavía no me había corrido otra vez, y que quería follármelo. Ahora con un tono, más sensual me dijo: -es que me más a meter tu pollita, Dani, que eres capaz de hacer con ella?-. Sin mediar palabra, metí mi mano en su entrepierna, le enjabone el culo, era divino sentir el tacto de sus carnes prietas en mis manos. A penas tenía bello en la raja del culo porque se lo había afeitado. Entonces le metí la polla violentamente, mordiendo mis labios, y masturbándolo al mismo ...
    ... tiempo. Su pene se puso erecto al momento, y empezó a contornearse y a pellizcarse sus pezones, que a mi tacto parecían auténticas piedras. El bello afeitado de su culo rascaba mi polla, y eso me ponía todavía más cachondo. La fuerza con la que empujaba se fue incrementando, y incluso llegó a gritar, como si lo estuviera desgarrando. El placer que estaba sintiendo era infinito, pero no tenía comparación con el que había sentido cuando tenía su polla dentro de mi.
    
    Jose estaba excitadísimo, ahora sabía que había encontrado a su compañero de juegos, a la persona que le acompañaría en sus fantasías más asquerosas. Antes de que me corriera, se volvió y empezó a masturbarme, esperando que mi leche volviera a inundar su boca. Así, a pesar de su quejas, debió gustarle la primera vez que la probó. Me volví a correr del mismo modo que antes en su boca. Lo levanté y le besé, probando el sabor de mi propio semen en su boca. Entonces me dijo que le gustaba como me lo follaba, y yo le correspondí, no por cumplir, sino con toda sinceridad.
    
    Esta vez, nos terminamos de lavar en la misma ducha, nos secamos mutuamente y nos vestimos. Cuando íbamos saliendo por la puerta, con mucho sigilo, le volví a preguntar por el chico al que se había referido antes. Me dijo que era un chaval inglés que había empezado a trabajar ese mismo día, y que parecía bastante interesante. Pero esa es otra historia. 
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