El mejor perfume del mundo
Fecha: 07/01/2022,
Categorías:
Tus Relatos
Autor: Ger, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
El departamento estaba en penumbras, el calor de Noviembre volvía la atmósfera pegajosa y pesada. El aire cargado de humedad entraba por la ventana del balcón que da a la ruidosa avenida abajo.
Se abrió la puerta y entró una figura de saco gris y camisa blanca, con el nudo de la corbata ya flojo. El sudor humedecía sus sienes, los lentes de sol aún en su nariz reflejaban las líneas de luz que filtran las persianas. Una media sonrisa traslucía el placer que le generaba estar por fin en casa.
Ni bien cruzó la puerta percibió algo diferente.
Un rumor viajaba por encima de la biblioteca que separaba la sala del dormitorio en el pequeño monoambiente, un ronroneo bajo, contenido, un roce, un gemido. Se acercó despacio al vano de la puerta y la vio.
Una cascada de rulos rubios enmarcaba la cabeza, cuello y hombros, blancos, con sutiles pecas. Los ojos estaban abiertos de par en par mirando fijamente a la nada, azules profundos. Tenía una mano en su pecho derecho presionando suavemente un pezón y la otra, con los dedos brillosos de flujo, jugaban en su concha, rosada, inflamada, coronada por una tilde entre rubia pelirroja de vello. Rozaban el clítoris, lo apretaban, lo rodeaban, se hundían en la concha y salían bien lubricados para seguir jugando.
Sin siquiera sacarse el saco se acercó, tomó el pie izquierdo con sus manos y lo acercó a su cara. Comenzó a besar la pantorrilla, sintiendo la tibieza bajo sus labios. Subió el muslo, sintiendo cada vez más caliente la ...
... piel firme. Cuando llegó al centro comenzó a mordisquearle los labios, a meterle la lengua en la concha saboreándola. Finalmente se acercó a su clítoris, le derramó saliva y después empezó a desparramarla con la punta de la lengua, muy suavemente, casi sin tocarlo. Los gemidos lo guiaban. Sentía el botón palpitar e hincharse. Comenzó a presionar más. Sumó los labios a la tarea, conteniéndolo en el extremo y haciendo espirales.
Así papito, así…! – gemía
Comeme la concha así!
Qué hijo de puta que sos!
De pronto, un espasmo. Y se le llenó la boca de un líquido dulzón, espeso. Y un perfume nuevo impregnó sus sentidos. La combinación de estímulos a sus sentidos lo mareó.
Se paró tironeando para desabrochar el cinto mientras sentía la cabeza de la pija queriendo reventar el pantalón. Ella se incorporó apoyándose en un codo, sonriendo con picardía y con una mano lo empezó a ayudar. En cuanto liberó el pantalón tomó el miembro entre sus manos y mirándolo a los ojos lo devoró. Lo introdujo hasta el fondo de su garganta con cuidado de no tocar el glande con los labios y cuando lo tuvo donde quería succionó y comenzó su vaivén. Él se quitó la camisa mientras ella le chupaba la pija como nunca se la habían chupado en su vida, con hambre, con desesperación.
Ella se paró y sin dejar de frotarle la pija lo llevó a la cama. Se frotaba la cabeza de la verga hinchada en los pezones, en la cara y la volvía a tragar. La hundía completa, lo miraba a los ojos y la llenaba de saliva. ...