Todo por una infección de orina
Fecha: 27/06/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos
... ¡¡serás hijo de puta!!!- gritó una Judith que se hallaba sentada, completamente sola en aquella lúgubre planta del parking. Pegó algún grito más de rabia acompañado de llantos, y recogió sus rodillas tapando su cara mientras intentaba lidiar con su enfado. Se sentía timada, violada… la había desflorado un desconocido que le había causado gran dolor… ¡violada en su primera vez! Ella que quería conocer un galán guapo, alguien a su altura, siendo como era una preciosa pelirroja de ojos verdes. No podía concebir nada peor. Pero la pobre no sabía que era pronto para pensar en cosas así todavía.
Judith, tras pasar algunos minutos en el suelo como mujer sin honra, decidió que debía recomponerse e ir a la consulta, que para algo había ido al médico. No podría denunciar a ese demonio negro porque no tenía ni un solo dato suyo, y con tantos taxistas negros como habría en esa ciudad iba a ser una tarea poco menos que imposible. Así que sólo le quedaba afrontar la vida con valentía. Nadie tenía por qué enterarse de que la habían violado cuando le quitaron el virgo, procuraría que fuese su secreto. Cogió el bolso que yacía al lado suyo, se levantó, y fue consciente de varios dolores en su cuerpo: no solo la infección y la violación afectaban a sus partes bajas, también le dolían las nalgas y las tetas por los ataques sexuales del negro y el golpe que le propinó en la espalda. Estaba casi hecha polvo. Pero buscó la salida y se dirigió hacia ella andando con la mayor dignidad que ...
... pudo. Encontró un letrero luminoso que le condujo a las escaleras para salir del parking.
A cierta altura de las escaleras, Judith encontró un baño y se metió rápidamente en el de mujeres. Cerró la puerta del váter, se sentó sobre la tapa y se quitó los pantaloncitos y las bragas, para revelar su coñito recién desvirgado. Le dolía horrores, no solo por la violación sino también por la infección por la cual se encontraba allí. Separó con sus dedos los labios de la vagina y se metió un dedo para examinar su sexo. Le repugnó sacarlo mojado de semen con trazos de sangre disuelta, tenía que hacer algo por limpiar su coñito porque muy probablemente el médico iba a echarle un ojo. Otro pensamiento la aterrorizó, el de quedarse preñada. Pero decidió ser más práctica y no pensar en ello, lo primero era limpiar su sexo por dentro. A falta de una ducha, se dedicó a tomar papel higiénico y a pasarlo por dentro de su intimidad desgarrada. El tacto del papel era áspero y sentía dolor al pasarlo por dentro de su sexo, mientras se impregnaba de denso semen. Todas las pasadas del papel higiénico manchado las tiraba al váter y cogía un nuevo remanente de papel. Tras unas dolorosas pasadas creía haber eliminado la mayor parte de la humedad, aunque no podía llegar al útero y era posible que si el semen había llegado hasta allí, aparte de dejarla embarazada casi con seguridad, podría resbalar durante el resto del día de nuevo hacia su vagina. Dedicó un último trozo de papel a recorrer con él las ...