Todo por una infección de orina
Fecha: 27/06/2018,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos
... acompañaré.
-No, de ninguna manera- replicó la enferma.- No estoy tan mal como no poder valerme por mí misma. Puedo coger el autobús o un taxi perfectamente para llegar al hospital. No tienes por qué perder clase por mí, anda.
-Pero si lo hago por ti, Judith.
Peor no podía convencer a su amiga, que siguió insistiendo en que podía ir perfectamente sola al hospital. De tal forma que Mónica se empezó a arreglar, porque no quedaba mucho para el inicio de las clases de ese día.
-Bien, daré aviso de que hoy no podrás ir. Voy tirando. Si te pasa cualquier cosa y tengo que ir a ayudarte, no dudes en llamarme, ¿vale?- A Mónica le daba algo de pena su amiga. Sabía lo atractiva que podía resultar para los hombres y siempre le entraba la paranoia de que pudiera pasarle algo, de que quisieran aprovecharse de su cuerpo. Pero mientras revisaba el contenido de su bolso y metía el móvil, se dio cuenta de que ese tipo de pensamientos estaban fuera de lugar.
-Espero que te atiendan en nada y te mejores, ¿ok?
-Gracias Mónica, nos vemos luego- Mónica cerró la puerta y salió corriendo en dirección a las escaleras para coger el autobús.
Judith empezó a considerar su situación. Seguía sintiendo muchas ganas de orinar, aunque ya sabía lo que ello conllevaba. Sin embargo, no consideraba posible llegar hasta el hospital teniendo tantas ganas de hacerlo. Se contuvo el dolor mientras orinaba una vez más lo que no había tenido valor de terminar antes. Definitivamente, aquello era ...
... horrible. Judith se desnudó y se metió a la ducha. El agua caliente empezó a salir al de poco tiempo, se alegraba de no tener problemas de ese estilo en la residencia.
Cuando salió de la ducha, el agua aún corría por las formas de su cuerpo. A Judith le gustaba mirarse en el espejo desnuda antes de ponerse la toalla. Se miró a sí misma, siempre se gustaba mucho. Y es que había que decir que era muy guapa. Su cara era de gestos tiernos, tenía unos preciosos ojos color turquesa y un pelo anaranjado de nacimiento. En cuanto a su cuerpo, era de talla mediana tirando a bajita. Sus pechos eran normalillos, pero sin duda lo que más le gustaba sacar a presumir era su culo, que enfundado en unos vaqueros prietos era de lo más atractivo. También sus piernas eran duras, de infarto, con medias sacaba a relucirlas muy bien. Sin duda, Judith estaba orgullosa de su cuerpo, pensaba mientras se lo secaba con la toalla. El dolor de sus partes inferiores no mitigaba, así que decidió acabar su show narcisista, vestirse y ponerse en marcha rápido.
Ni siquiera paró a desayunar. Eligió ropa algo ligera porque el día se presentaba caluroso. Se vistió con una camisa de lino blanca con botoncitos dejando un poco de escote, unos pantalones cortos a la altura de las nalgas, unas medias y unas botas graciosas con borla. Rápidamente cogió el bolso y se dispuso a salir al hospital. Pensó que quizás debería haberle acompañado su amiga, andar le costaba un poco porque le hacía mover su zona dolorida. Pero ...