1. Todo por una infección de orina


    Fecha: 27/06/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos

    ... nalgas y las encontró tersas, que perfección. Masajeó por unos instantes el culo mientras Judith callaba todos sus sentimientos.
    
    El ginecólogo se encontraba tremendamente cachondo desde que examinara el coñito de esa putita a quien habían desvirgado vaginalmente, y se excitó más al pensar que el haría lo propio con su ano. Empujó la espalda de Judith suavemente hasta que casi tocaba la camilla, con lo que su ano y parte del coñito quedaban completamente expuestos. Judith no quiso ni imaginarse como se vería en esa postura desde donde él la miraba.
    
    Sacó del armario un frasco que ella reconoció como vaselina. Al menos, no le dolería mucho de esa forma, pensó. El médico abría las nalgas de Judith con delicadeza e impregnó de varias pasadas el ano de Judith, una sensación que ella incluso se tomó con placer. Para ese momento en el que ya había suficiente vaselina en el culo de la joven, el médico, ya sin bata, se había bajado los pantalones y los calzoncillos y una verga que Judith no quiso observar asomaba de sus ingles. Se trataba de un falo potente en erección, bastante grueso, con lo que el hombre siempre se había considerado bien dotado. Cubrió su miembro con algo de vaselina también y lo enfiló a ano se Judith, mientras con las manos abría al máximo la abertura anal de la chica. Judith estaba a punto de ser desvirgada por el culo también en esa misma mañana por otro hombre sin escrúpulos.
    
    Entonces ella notó el contacto de una dura polla contra el inicio de su ...
    ... ano. Le pareció gruesa pero se negó a mirar y se concentró a mirar hacia delante, hacia la pared, mientras intentaba evadirse. El pene retumbó contra las paredes del ano e inició una inmersión hacia las entrañas del culo de Judith. Avanzaba con lentitud, era difícil abrir las carnes de Judith lo suficiente para permitir el grosor. Judith sentía una presión que la dilataba, como nunca hubiera imaginado mientras el glande se hacía paso. El médico empujó con violencia hasta que consiguió ensartar el glande. La había metido bien, había jodido el orificio. Judith emitió un pequeño chillido pero ella rápidamente se tapó la boca. No podían descubrirla, sería terrible. ¡Pero le dolía mucho!
    
    Él ya se sintió feliz porque la verga entraba poco a poco, abriendo a su paciente. Supuso que sería doloroso para ella en ese momento y los siguientes, pero él sólo quería correrse, el dolor ajeno le importaba poco en ese momento, incluso para ser médico. Y así fue como empujó más para meter la polla todo lo que el culo de Judith le permitió, que fue bastante. Judith sentía con terror y agarrándose como una loca a la camilla el trozo enorme de carne que la perforaba hasta bien adentro, ya le habrían metido unos 15 centímetros. Se moría de dolor, de lo incómodo de esa postura y del falo ensartado en su culo, algo que jamás había soñado que ocurriría ni que ella permitiese. Y ahora, se llevaban también su virginidad anal…
    
    El médico, que consideró que ya estaba trabajando con buena diligencia el ...