1. A la próxima ¡me la metes! (3)


    Fecha: 11/03/2023, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    El viento jugueteaba con mi pelo conforme sobrepasaba por Pinedo. Diego llevaba mi casco puesto y a mi espalda se me aferraba de las caderas entre asustado y excitado, conforme yo aceleraba para acortar el trecho que traspasa el tramo que había de sur a norte y el puerto a la derecha. Recorrimos suavemente y sin prisa toda la carretera que nos conducía por la Malvarrosa y La Patacona hasta cerca de Port Saplaya donde de modo escondido estaba mi casa de verano. Yo llevaba siempre la llave en el top case y nos encontramos, luego de unos 40 minutos, en mi casona.
    
    Abrí los portones de acceso al jardín. Diego demostraba un asombro cada vez mayor, la amplitud de los bien cuidados jardines de la casa enorme que veía frente a sí, de tres pisos, una piscina de dieciocho metros de largo y cinco de ancho, un jardín enorme que entornaba la casa. Se acercaron dos perros rottweiller de cincuenta kilos cada uno, hasta Diego reaccionó con evidente temor cuando se le acercaban. Los dos perros le pusieron sus manos en su cuerpo y le dieron grandes lengüetazos en su cara, para luego saltar a su alrededor como si fueran cachorros…, unos perros que como guardianes eran pura mantequilla, pero con su aspecto eran verdaderamente intimidantes, pero a la postre mansos como corderos.
    
    Cerré la puerta y seguidos de los perros a nuestro lado llegamos al garaje que abrí con el mando a distancia. Allí vio el Audi TT convertible de dos plazas con capota electrónica, que estaba celoso de mi moto, un ...
    ... Mercedes-Benz CLA 200 CDI AMG Line con vidrios polarizados, un Hummer H2 todo terreno color champagne metalizado y el BMW M240i Coupé de mi hermanita, estacionados en el garaje. A ellos se agregaba mi moto CFMoto 400NK. Sí, ricos; no cabe disimular; ricos desde mis bisabuelos y todo fue a parar a mi padre, mi familia estaba llena de poder, de dinero y de vicios de rico.
    
    Dado el estado estupefacto en que estábamos por los porros, nuestros movimientos eran un poco aleatorios. Apareció Virgilio, vigilante, custodio, jardinero y hombre capaz de meterle su puño o navaja al primer ladrón que se presentara, pero a la vez pura sonrisa y cariño. Se iba a casa y me preguntó si yo iba a irme y a qué hora para venir a poner todas las alarmas, le dije que encendiera las luces de costumbre y se fuera tranquilo que nos íbamos a quedar.
    
    — Hasta mañana, Marcelo.
    
    — Hasta mañana, Virgilio.
    
    — Vendré con Elio que me va a ayudar a sacar los despojos de la poda que ya están secos.
    
    — Ya nos vemos.
    
    Entramos a la cocina, nos preparamos unos bocatas, abrimos un par de cervezas, y mientras comíamos me preguntó Diego:
    
    — ¿Quién es Elio?
    
    — Es su hijo, un chico de mi edad, somos amigos en los tiempos de verano que es cuando vengo por aquí mayormente.
    
    Acabada la comida, le mostré las partes de la casa que se pueden mostrar, no entramos al lujoso estudio de mi padre, le mostré el coquetón estudio de mi madre. Diego quedó fascinado por mi habitación con una pantalla plana de cincuenta y ...
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