Una juventud madura (X): Pedro me enseña su guarida secreta
Fecha: 29/01/2023,
Categorías:
Gays
Autor: jtvalverde, Fuente: CuentoRelatos
... poco después salía con una bolsa pequeñita pero casi llena (las típicas bolsitas de farmacia). Había comprado lubricante de sabores y condones Durex. Vamos, una declaración de intenciones.
-¿Dónde vamos? -Le pregunté al ver que al reanudar la marcha íbamos en otra dirección contraria a nuestra casa.
-Te quiero enseñar un sitio. Mi guarida. El lugar donde iba a pajearme antes de que nos mudáramos junto a tu casa.
Me llevó primero por calle, luego por caminos de tierra para excursionista y finalmente dejamos la bici escondida y nos tocó andar 8 minutos campo a través. Un auténtico suplicio con el sol que caía sobre nosotros. Al final llegamos hasta un barranco cubierto por la vegetación pero visible por las grandes rocas antes del abismo.
Fue entonces cuando Pedro se aproximó a ellas y saltó con cuidado a otras dos rocas posicionadas escalonadamente salvando los dos metros que había entre un replano y la parte superior del barranco. Allí había una cueva escondida. La maleza y la complicación del terreno hacían imposible que alguien pudiese encontrarla por error. Tengo que decir que me resultó bastante difícil bajar hasta allí ya que, a pesar de dominar el miedo a las alturas, era casi pa matarse. Un paso en falso y me tendrían que venir a buscar en helicóptero para sacarme de allí, pero bueno, una vez estuve en la cueva Pedro ya había sacado la toalla para el suelo y esperaba sentado con los brazos abiertos.
-Croquetita, desnúdate y túmbate a mi lado. -Me dijo ...
... guiñándome un ojo.
El suelo estaba mullido por el musgo natural que crecía en la parte inferior de la cueva. Además se estaba muy fresquito, casi como tener el aire acondicionado y al quitarme toda la ropa más aún.
-Cuando era más pequeño venía a este bosque a jugar a los misioneros, con mi casco de explorador y todo el kit “de supervivencia”; vamos chocolatinas y chuches. Me gustaba mucho sentirme como un superviviente de los de los programas de televisión, pero a mis padres no les gustaba mucho que fuese por el bosque sólo. Así que cuando encontré mi refugio no se lo dije a nadie y venía de escondidas. Al principio sólo venía a merendar, pero luego empecé a pasar más tiempo aquí ya que en casa hacía mucho calor y aquí siempre se estaba fresco. Al estar sólo no lo dudaba: llegaba, me quitaba la mochila, ponía la toalla en el suelo, me desnudaba entero y me tumbaba a escuchar música con el mp3, a dormir y a comer. Exactamente como estás tú ahora.
Se me estaba poniendo dura sólo de imaginarme a Pedro como Dios lo trajo al mundo tumbado en ese mismo suelo años antes.
-Fue aquí donde un día, después de meterme una larga siesta, me desperté con el pene muy duro y sensible. Notaba presión y un latido en la base y en la punta. Entonces cuando lo toqué y lo agarré sentí mucho placer; bueno, como algo raro pero que me gustaba mucho; y seguí frotándolo. Luego quité la toalla y me tumbé boca abajo sobre el musgo y empecé a menear el trasero sintiendo las cosquillas que me ...