Lucero la divorciada
Fecha: 10/11/2022,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos
Lucero, una veterana amiga de mi mujer, ella a diferencia de las demás no es de un cuerpo tan llamativo, claro que, como buen hombre, me di cuenta de que en sus ayeres era una mujer de un excelente cuerpo, en ese entonces ella con 35 años y una hija de 7 años y un matrimonio efímero, tenía una chispa de luz que te daba mucha alegría y honestamente, tenía unas tetas grandes, unas buenas piernas y un color de piel moreno que llamaba la atención.
Una ocasión tendría un evento por su cumpleaños, mi esposa me pidió me adelantara a ayudarle con unas lonas, yo al tener una excelente relación de amistad con ella, fui.
Al llegar ella ya me esperaba, traía puesto un pantalón de mezclilla que resaltaba sus caderas, una blusa negra que resaltaba sus tetas, se le transparentaba un brasear de encaje blanco, el ver sus tetas me provocó un tremendo morbo, pero, en fin, comencé a ayudarle con sus lonas, ella estaba haciendo la comida, no podía evitar verla, ella me miraba, pero disimulaba, al parecer estaba tensa, ¡al estar solos ella y yo la situación en ambos era muy tensa!
Luc: ¡Gracias por ayudarme!
L: ¡No, no agradezcas, sabes que aquí estamos!
Luc: Son un amor, ¡jajá!
L: ¡Eso intentamos!!
A pesar de que hacíamos charla, el ambiente no cambiaba, eso me dio a entender que ella también traía algo, igual o más fuerte que yo, pero no hice caso y continúe apoyándola.
L: Ya terminé, ¿necesitas algo más?
Luc: ¡No, gracias!
L: Bueno, ¡creo que entonces me ...
... voy!
Luc: ¡Si, te acompaño a la puerta!
El camino a su puerta se hizo largo, no decíamos nada, ella se adelantó y no podía dejar de verle sus nalgas, me imaginaba penetrándola, pero al mismo tiempo trataba de sacar esas ideas, por su parte ella me miraba de reojo, suspiraba y más rico movía sus carnosas caderas.
Luc: ¡Bueno, los espero al rato!
L: ¡Si, bye!!
Estaba por salir de la puerta cuando la miré y con desenfreno la empecé a besar, ella no me rechazo, al contrario, me apretaba fuerte y me metió a cerrando estrepitosamente su puerta.
Continuamos besándonos mientras caminábamos de regreso a su sala, con más confianza baje mis manos a sus nalgas y sus piernas, ¡ella gemía y sin abrir los ojos cedía a mis caricias!
Luc: Espera, ah, ¡esto no es correcto!
L: ¡Lo sé, pero no puedo parar!
Luc: ¡Mmm, besas muy rico!
L: ¡Me encanta tu cuerpo!
Basto con decirle eso para que me permitiera hacerla mía.
Le quité su blusa para descubrir un par de tetas enormes, quien iba pensar que ella era dueña de ese tremendo par, yo como niño con juguete nuevo, me di gusto lamiendo, ¡mordiendo y apretando su voluptuosa delantera!
Lucero gemía, ¡me acariciaba la cabeza y solita comenzó a bajarse su pantalón!
Luc: ¡No sabes cuánto me gustas!
Ella me repetía eso mientras mis manos acariciaban sus muslos para luego subir a sus tetas.
Baje su trusa cachetero que traía, para ver una vagina un poco peluda pero que a distancia se notaba lo húmeda que estaba, toque con ...