Cornudo (1)
Fecha: 20/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Economista, Fuente: CuentoRelatos
... raro.
- Señora, por favor, acompáñeme y si quiere se lo digo a otra compañera que le envuelva los regalos o lo haga yo misma.
- Por supuesto, pero no pienso volver a tener que esperar otra cola en la otra caja, venga tú, coge esos paquetes, dijo dirigiéndose a mi.
Me giré hacia atrás y vi un montón de gente que esperaba impaciente a que nos marcháramos, escuché varios comentarios del tipo “vaya educación que tienen estas pijas”. Mi mujer salió detrás de la encargada y en cuanto se fueron yo me disculpé con la chiquilla que había estado envolviendo nuestros regalos. Estaba mas que acostumbrado a estas escenitas de mi mujer, todo tiene que ser como ella diga y en el momento que ella diga, se quejaba en las tiendas, en los restaurantes porque la comida no llegaba a su gusto, en los hoteles porque decía que la habitación olía a tabaco o tenía el baño sucio o no le gustaba la almohada. Siempre tenía que poner alguna pega a todo.
Cuando llegué a la otra caja una chica había empezado a envolver de nuevo todos los regalos, por supuesto saltándose a cola que había y escuchando las protestas de los clientes que estaban esperando antes que nosotros.
- ¿Y tú donde estabas metido?, me dijo
- Ya te había mandado un mensaje que después del partido nos habíamos quedado a tomar una cervecita.
- Es que lo tuyo es alucinante, o sea dejamos a las niñas toda la tarde con mis padres para poder ir a comprar los regalos y el señorito se va a jugar al fútbol con sus amigotes y ...
... por si fuera poco se queda también de cervecitas con ellos y como siempre que la tonta se encargue de comprar todos los regalos.
- Tampoco exageres, me he retrasado 20 minutillos, no haber venido por tu cuenta que te dije que me esperaras en casa.
- Mira, ¡no me hables ahora porque tengo un buen cabreo!.
Una vez terminadas las compras volvimos a casa y nos preparamos para salir a cenar a un restaurante, una noche al mes solíamos dejar a nuestras hijas al cuidado de los abuelos y nos la tomábamos para nosotros solos. Parecía que a mi mujer se le había pasado un poco el enfado. Comenzamos a prepararnos y ella se puso espectacular, con unos vaqueros bien ajustados de color oscuro y un jersey blanco de cuello alto que marcaba sus bonitos pechos. Teníamos una reserva en uno de los mejores restaurantes de la ciudad.
Estuvimos cenando tranquilamente, pasando una velada agradable y cuando íbamos a terminar la verdad es que no me apetecía volver a casa tan rápido.
- ¿Oyes, que te parece si salimos a tomar una copita?, dije yo.
- ¿Una copa?, estoy algo cansada, mejor lo dejamos para otro día.
- Venga no seas así, para un día que no tenemos a los niñas, venga vamos a la Blue Moon y nos tomamos una tranquilamente.
La Blue Moon es un bar bastante modernito que suele tener una clientela mas o menos de nuestra edad, gente de entre 30- 40 años y donde también suelen ir maduritos con pasta a ver si cazan a alguna treinteañera. Al final convencí a mi mujer y allí que nos ...