Fecha: 16/10/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... conseguir que Poncho la contratase fue sugerir explícitamente, antes de que él lo mencionase, la posibilidad de atender sus necesidades sexuales al mismo tiempo que su agenda. Menos mal que el papel de Poncho en la empresa es meramente contemplativo. Su única habilidad es haber heredado de su padre una buena parte de las acciones.
Sin embargo, algo tienen en común nuestras dos secretarias aunque ni Poncho ni yo hemos querido indagar: Las dos deben haber tenido –y tienen aún, claro- una vida sexual un tanto licenciosa, no sabemos si con la colaboración o la anuencia de sus respectivos maridos.
Tanto Poncho como yo creemos que sus maridos conocen la conducta de sus esposas pero hacen la vista gorda mientras la pasta entra en casa. En fin, no es asunto nuestro ni nos importa como llevan los cuernos los respectivos cónyuges.
- Anda Alicita, déjame desnudarte, sobar tu hermosa barrigona y degustar la leche de tus fabulosas domingas.
- Empiece usted Don Daniel, para servirle en lo que quiera. Para eso estamos.
No cuesta mucho tiempo desnudar a nuestras secretarias. La ropa exterior suele ser fácil de quitar: Minifalda con cremallera, chaqueta a juego y blusa. No suelen llevar ropa interior, y si la llevan, el sujetador es de media copa dejando los pezones al aire y la braga es un simple hilo dental que se aparta con facilidad.
El abundante cuerpazo de la gorda es todo un espectáculo que me encanta. Tiene tatuada una serpiente cuyo rabo se enrosca bajo su pecho ...
... izquierdo, sigue por cuello, espalda, riñonada y glúteos y la cabeza aparece tatuada sobre el depilado monte de Venus con la boca coincidiendo con su agujero y abierta como para tragarse cualquier miembro que lo penetre. Dos barras modeladas adecuadamente y atravesando los labios mayores simulan ser los dientes de la bicha. Ostenta también los pezones perforados por sendas argollas.
Mis manos exploran a la gordi, de pie ante mi y moviéndose muy experimentadamente para facilitar el acceso de mis manos a sus encantos. Ceso un momento el sobeteo para sacar de un cajón de mi escritorio el Analub y algunos juguetes. Poncho me pide el largo y grueso dildo de dos cabezas y deposito también en su mano un poco del Analub.
Yo unto el Analub en el ojete trasero de Alicia y Poncho hace lo propio con el de Elena.
- Vaya, Don Daniel, siempre me quiere trajinar por el culo. ¿No le agrada mi coño?.
- Tu culo me tiene subyugado. Pero lo que dices no es cierto. Alicita, yo te trajino siempre los tres agujeros y el canalillo de esas tetazas tan imponentes. Lo que pasa es que no me fío de dejarte el semen en el coño. Tu negligencia con los anticonceptivos me hace ser cauto.
- Bueno, ya estamos con lo mismo. No es para tanto.
- ¿Cómo que no? Llevas dos años en la empresa y en ese tiempo has tenido un bebé y otro en camino cuando al primero aún lo estás amamantando. Y eso que solo tienes 22 años.
- Fueron accidentes. Y el primero es de mi marido.
- Sabe Dios. ¿Le habéis hecho ...