Fecha: 16/10/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... ese cuerpazo que Dios te dio.
- A su disposición, Don Alfonso. Para servirle me lo dio el Señor. Toque, toque sin reparo.
Ella se acerca y Poncho le pone las manos sobre sus bien equilibrados y aún levantados glúteos. Me uno a ellos para apartarle a Elena su tanguita, cosa nada difícil dado el ínfimo triangulito de tela que lo compone por delante. La telilla no basta para ocultar que la golfa lleva el chumino depilado totalmente y un piercing en el capuchón del clítoris con un nada desdeñable anillo de oro.
- Anda Elenita, muéstrale a Don Alfonso tu hermoso conejito y el dulce néctar que expele.
- Por supuesto, don Daniel.
Elena se sienta sobre la mesa de mi escritorio y desvergonzadamente abre sus níveos y bien dibujados muslos todo lo que puede. Sujetando a un lado el retalito de tela con una mano, separa sus labios con dos dedos de la otra para que Poncho disfrute de la vista del exquisito manjar. Después se mete el dedo mayor en la húmeda gruta profundizando lo que el largo dedo da de si.
Es subyugador ver como sus finos y largos dedos de perfecta manicura con uñas lacadas en rojo juegan con el grueso anillo de la capuchita y con los suculentos labios brillantes de jugo que ya empieza a manar en abundancia. Recoge un poco del néctar con un dedo y lo ofrece a Poncho, sin decir palabra, pero con una arrebatadora sonrisa entre pícara y lasciva que causa furor en mi socio y le hace acudir a chupar el atractivo dedito mojado.
Después, la lúbrica madurita ...
... empuja la cabeza de mi socio hacia su pubis enseñándole la pepitilla que ella saca de su escondite tirando hacia arriba del anillo.
Con la cabeza entre los muslos de mi secretaria encuentra la suya a Poncho cuando llega a mi despacho.
- Vaya, ya han empezado ustedes. Parece que no le hace ninguna falta una gorda preñada y torpona como yo. Si quieren les dejo.
- Oh, por favor Alicita, ¿Cómo puedes pensar eso?. Te estoy esperando ansiosamente. Ya sabes que me gusta mucho tu panza.
Alicia es el polo opuesto de Elena. Alicia es de carnes abundantes incluso sin estar preñada como ahora. Su figura es rechoncha, tetona, jamona y culona, pero resulta divino sumergirse en su acogedora humanidad. Mi Elena es una secretaria eficiente y además subyuga a nuestra clientela, sean hombres o mujeres, en cuanto entran en su despacho. Si tengo algún asunto un poco delicado, solo me basta llamar a Elena para que se siente a tomar notas. Ella se sienta ante el cliente procurando que su exigua falda se suba aún más dejando casi totalmente al aire sus torneadas piernas con sus medias negras y sonríe como solamente ella sabe hacer, entre pícara e inocente. Al cabo de un rato el asunto está resuelto favorablemente. La eficacia de Elena la ha llevado en las raras ocasiones en que no conseguimos convencer, a citarse con el cliente para "tomar una copa". Entonces ya estoy seguro de que al día siguiente no hay ningún problema.
Por el contrario, Alicia es un desastre. Su único mérito para ...