1. Mi tiempo de educación


    Fecha: 15/10/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era por la mañana, y entraba mucha luz por la ventana. Sentí unas leves caricias por mi espalda, que recorrían de arriba a bajo mi columna.
    
    Giré lentamente mi cuerpo hacia él, tenía una sonrisa en la cara, sabía que ya me tenía algo especial preparado, y eso solo hacía que me gustara más, que estuviera más decidida a darme a él. Se acercó a mi oído, y dándome un azote suave me dijo:
    
    J: El desayuno esclava, ya.
    
    L: Si Amo.
    
    Me levanté, y fui rápidamente a la cocina, ni reparé en vestirme para no perder tiempo. Mientras él se duchaba y vestía, yo puse los zumos, los cafés y unas galletas que tenía en un armario. Cuando llegó a la cocina, estaba esperándole de rodillas y con la cabeza gacha. Agarró me pelo, levantó mi cabeza y me dio un guantazo en la cara. Me sentía descolocadla, ¿qué había hecho mal?.
    
    J: ¿Crees que una perra como tú, puede comer en la mesa con su Amo? Eso es algo que todavía no te has ganado zorra. Trae tu comedero ¡ya!, todavía tienes mucho que aprender.
    
    L: Sí Amo, perdone la falta de esta perra.
    
    A cuatro patas fui a por los comederos de perro, y me puso ahí el zumo en uno y en el otro el café. Me troceó algunas galletas y las puso en el café.
    
    J: Con la boca guarra, y más te vale no dejarte nada, lo quiero limpio.
    
    L: Sí Amo.
    
    Me agache y estuve comiendo con la boca hasta dejar los comederos limpios, tenía la mayor parte de la cara manchada de zumo y café. Recibí una caricia de mi Amo, y entendí que era mi recompensa por haber ...
    ... obedecido. Se sentía como un bálsamo, me sentía bien, me calmaba.
    
    J: Ahora vamos a prepararte perra. Hoy saldremos por esa puerta, (señalando hacia la salida de la casa), y cuando vuelvas a entrar por ella, ya no serás la misma, serás mi puta completamente mi esclava, mi todo.
    
    L: Sí Amo.
    
    Enganchó la correa a mi collar, y me llevó hasta el cuarto de baño. Hizo que me metiera en la ducha, y me lavó completamente, no quedo ningún resquicio de mi cuerpo, por el que no hubieran pasado sus grandes manos. Me sacudí el agua como un perro, y al verlo él se echó a reír, y con una toalla me estuvo secando. ¿Se podía ser más feliz? Esto era lo que tanto había buscado, y por fin lo había encontrado.
    
    Me puse en medio de la habitación cuando acabamos, en mi posición arrodillada. Fue a la mesita y cogió... ¡un cinturón de castidad! Estaba muy sorprendida.
    
    J: Sé que eres una perra que está mucho tiempo en celo, por eso llevarás esto. Ahora todo me pertenece y no jugarás con ello, al no ser que yo te lo permita, ¿lo has entendido puta?
    
    L: Sí Amo.
    
    Me colocó el cinturón de castidad, lo cerró y se guardó la pequeña llave del candado. Encima me puso un vestido que tapaba muy poco, y luego los tacones y el maquillaje. Recogió las cosas, y tiró de mi correa para que lo siguiera, hasta llegar a la entrada. Desenganchó la correa y con una señal le seguí. Fuimos hasta el coche en el garaje, y una vez cargadas las maletas en él, nos montamos nosotros. Cuando me senté de copiloto, me hizo ...
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