1. Dudas e incertidumbres


    Fecha: 13/10/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... manos estaban todavía esposadas.
    
    Me miró, con una mezcla de rabia y humillación en su rostro. Tiré la navaja al suelo a sus pies. Se dobló con dificultad y la cogió. Cortó la cuerda que rodeaba sus pies y se levantó. Ahora estaba más confiado, casi desatado y con una navaja en la mano.
    
    "Recuerdo que una vez vi un programa de la PBS sobre el peligro de los incendios. Lo deprisa que pueden extenderse. Tal vez uno, puede que dos minutos para coger verdaderamente cuerpo, especialmente en un viejo cobertizo de madera como éste. Y, encima, alguien ha esparcido gasolina por todo este lugar. Vaya, vaya, que descuidados," dije. Me miró con el ceño fruncido. Agarró sus calzones y se los retiró de la boca. Mientras se libraba de ellos vomitó y echó el desayuno.
    
    "Eh, observa tus respuestas reflejas. Algo se desliza por la parte de atrás de tu garganta como eso cuando no quieres, seguro que puedes hacer morcillas," me burlé. Escupió en el suelo y me miró. Dio tres zancadas hacia mí y se detuvo abruptamente cuando la cadena que rodeaba sus partes le frenó en seco. Chilló y se tambaleó ligeramente. Cogió la cadena por detrás de él y le dio un fuerte tirón, pero se mantuvo firme.
    
    "Jodido coño de zorra," me gritó. "Te follé una vez, jodida zorra, y te volveré a joder, ¡jodido coño!"
    
    "Encantado, estoy segura," dije. Empezó a tirar de nuevo de la cadena. Me alivió ver que no daba ninguna muestra de soltarse.
    
    "Las llaves de las esposas están en el asiento delantero de tu ...
    ... coche, que está fuera," le dije. Cogí una caja de cerillas y las hice sonar. Siempre con mucha calma saqué una cerilla y la sujeté muy cerca del borde de la caja, lista para encenderla.
    
    "Humm, veamos, estás encadenado al banco que está sujeto al suelo -- oh, lo siento, no llevo la llave inglesa en este momento -- y el sitio se volverá un infierno rabioso en unos tres minutos. ¿Se me ha escapado algo?" dije.
    
    "Por la salud de Cristo, puta loca, no puedo cortar esta cadena en tres minutos," gimoteó.
    
    Me encogí de hombros. "¿Quién habló de cortar la cadena?" pregunté. El significado de las palabras penetró en su ya atribulada mente. Gritó "¡No!" y de nuevo renovó sus tirones frenéticos a la cadena.
    
    "He dejado un paquete de gasas Kotex Super Maxi en el asiento, cerca de las llaves de las esposas. Demonios, puede que seas lo suficientemente afortunado para llegar al hospital antes de que te desangres hasta morir. He oído que pueden volver a coser la mayor parte de las cosas si se las mantiene refrigeradas," dije mientras prendía la cerilla. Salí del cobertizo y encendí el resto de las cerillas de la caja. Se prendieron como una pequeña bola de fuego. Lancé la caja ardiendo al interior del cobertizo, sin dudarlo ni un segundo. Gritó.
    
    Miré las palabras en la pantalla. Tragué saliva y me sentí claramente incómoda. Jesús, ¿había escrito yo eso? ¿Qué cojones estaba pensando? Es horrible. Moví el ratón al menú de borrado mientras apoyaba el dedo sobre el botón. Humm, pensé, ...
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