Fecha: 10/10/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Alfre2, Fuente: CuentoRelatos
Preámbulo. He ido contando la historia de cómo compartí mi mujer con mi compadre en historias previas que les sugiero que lean si desean entender todo el contexto. En ésta ocasión les relataré los eventos que sucedieron inmediatamente después de mi relato anterior “Bañada de semen por Año Nuevo”
Me despedí de mi mujer dejándola a solas con mi amigo luego de haber compartido los tres juntos una increíble dosis de sexo. Estaba dejando a mi mujer a solas con mi amigo en nuestro dormitorio, totalmente excitado, y con ganas de escuchar cómo se follaban a mi mujer desde el otro lado de la habitación. Me despedí de mi mujer dándole un apasionado beso con lengua y agarrando suavemente su vagina, a mi amigo le desee buen provecho, y que lo disfrute, y lo que respondió: así lo haré.
En adelante me referiré a mi esposa y a mi amigo por sus nombres, se me hace más fácil relatar la historia así.
Me fui una vez más al cuarto de mi hija, aprovechando que ella no estaba en casa. Procuraba dormir, mi verga estallaba con la idea de que Alex se follaría a Carla sabiendo que yo estaba ahí, y que mi esposa seguía ardiente de sexo, tanto para no haber puesto protesta alguna a mis extrañas peticiones. Sentía que después de todo se lo debía, por haber accedido a mis demandas en éste juego que yo mismo ideé. Habré intentado tener los ojos cerrados por media hora, pero quizás cuando finalmente conciliaba el sueño, los gemidos de mi esposa y el sonido de las embestidas que Alex le daba me ...
... tenía todo despierto. Mi verga estaba erecta de visualizar en mi mente las imágenes de lo que estaba escuchando, ya lo había visto, lo había vivido, pero escucharlo hacía que mi imaginación juegue aún más, y esté duro como un fierro, excitado de escuchar como follaban a mi mujer, finalmente me corrí una buena paja, para ver si así finalmente dormía, y caí dormido.
Desperté en la mañana, inmediatamente fui a la habitación, ambos yacían dormidos. Empecé a rozar suavemente los muslos de mi esposa, quien estaba desnuda, al igual que Alex. Subí lentamente con mi mano, solamente rozando los dedos, hasta llegar a su vagina, quería inspeccionarla. Estaba toda húmeda, babosa, denotando la buena corrida que seguramente le dio Alex, quien debió acabar dentro. Me excité inmediatamente, me acerqué despacio, tratando de no hacer movimientos bruscos para no despertarlos, quería probar su vagina, llena de fluidos. Acerqué con cautela mi lengua, y empecé de a poco a degustar aquel manjar en medio de sus piernas, me desesperaba y me ponía ansioso las ganas de probar toda su vagina, de meter mi lengua hasta el fondo, de limpiar los rastros de semen y lubricación que veía, mi esposa se despertó, mi miró y me hizo un gesto de que no haga ruido, abrió sus piernas ligeramente, y empecé a lengüetear aquella vulva, ahora expuesta, lo hacía con calma, cual novios que tienen sexo a escondidas en una casa con amigos, metí mi lengua hasta el fondo, diablos, como me encendía saborearla, e imaginar que Alex ...