Un rayo de sol directo a los ojos, olvidé cerrar las cortinas anoche, para acordarme estaba yo. Pinchazo en la sien y boca pastosa, hay viene cabalgado, directa hacia mi cabeza, una fuerte resaca. La costumbre me ha hecho previsora, alargo la mano y ahí están, en la mesilla de noche, dos Nolotil y un vaso de agua, me giro en la cama para evitar el sol, y trato de relajarme, tal vez una pequeña cabezada y media hora mas tarde despejada pero muy cansada.
Me siento en el borde de la cama, los vaqueros tirados en el suelo, la camisa arrugada y la almohada manchada de maquillaje, sonrío esto solo lo soluciona una ducha fría. Con los ojos reducidos a una fina linea termino de desnudarme y entro en la ducha, me reconforta el agua fría.
La noche anterior empieza a llegarme a la cabeza como flashes inconexos, mientras el agua acaricia mi cuerpo, empiezo a ver la película, cena con las amigas, copas después en un pub, todas se van, claro tienen maridos, hijos en resumen una vida. Desde que Lorenzo me dejó, eso ya no va conmigo. Mi vida se reduce a trabajar y quedar con mi mejor amiga, una botella.
Salgo de la ducha, me miro al espejo, joder no estoy tan mal para 40 años, ojos azules, piel Clarita, pecho, como decía Lorenzo, de actriz porno, pezones grandes, rosados, ahora erectos. Delgada, pero hay donde agarrar. Y el pelo largo, rojizo ondulado que ayuda mucho cuando pongo mi cara de niña buena, no entiendo como llevo un año sin conocer a un tío que merezca la pena. Creo que ...
... el problema es mío, tengo que dejar de comparar con lo que ya no tengo.
En medio de estos pensamientos, mis ojos se van al pequeño rectángulo amarillo que hay en la esquina del espejo, “matemáticas, Julian 16:00h”, miro el reloj asustada, las 14:30, hora y media, tiempo de sobra para adecentarme, comer algo y preparar el salón para la clase de Julian, estoy agotada pero tiene examen en 5 días no puedo dejarlo tirado ahora.
Junio y ya hace un calor insoportable, termino de comer, recojo la cocina y y me siento en el sofá aun quedan 3 cuartos de hora para la clase, puedo descansar un poco.
El sonido del timbre del jardín me saca de mi reconfortante siesta.
Abro la puerta y allí esta, Julian a sus casi 20 años, con una sonrisa de oreja a oreja y unas ojeras que solo alguien que haya pasado por una convocatoria de exámenes de ingeniería puede entender.
Buenas tardes Julian, tan educado como siempre, responde bien gracias, que tal tu Maria?. Bien, sonrío y me aparto para que pueda entrar en casa, el aire acondicionado ha conseguido enfriar la casa, no puedo evitar pegarle un repaso, se que podría ser su madre, pero no lo soy, deportista nato, tiene un cuerpo espectacular, fuerte, culo marcado y unos brazos definidos, es un chaval tímido, pero no es tonto, sabe que hace ojitos a las jóvenes y a las no tan jóvenes.
Tras media hora de clase, he tenido que ponerme una rebeca de casa, el vestido de tirantes estaba muy bien para cuando la casa era un horno, pero ahora ...