... recogió el papel , confirmó que estaba firmado y me ordenó que la siguiese. Caminé de nuevo detrás de ella por un largo pasillo que terminaba en unas escaleras de madera, descendimos las escaleras y llegamos a una planta inferior, ¡¡ era enorme la casa¡¡ . Abrió una pesada puerta de metal y me ordenó que entrase primero. Entre y me quedé sorprendido al comprobar que aquella estancia era un viejo sótano inferior, donde se encontraban los fusibles de luz que alimentaba la casa y varias estanterías situadas a ambos lados de la pared que guardaban instrumentos y enseres.
Una gruesa y pesada cadena de metal colgaba en el centro del sótano ,atravesaba un gran aro anclado al techo. Me quedé hipnotizado contemplando aquel sótano y en especial aquella cadena que estaba seguro que descubriría su utilidad. Mi dueña entró detrás de mi y cerro la pesada puerta a sus espaldas.
- Desnúdate y arrodíllate debajo de la cadena de metal - Me ordeno con un tono serio y autoritario.
Obedecí de inmediato. Quede completamente desnudo y me arrodille debajo de la cadena tal como me había ordenado. Observé como la señora sacó de su bolsillo unos guantes negros de piel y comenzó a enfundárselos en sus manos. Terminó de ajustarse los guantes con dificultad a sus dedos ya que la quedaban terriblemente apretados y se dirigió hacia una estantería donde agarró algo con sus manos ahora enguantadas. Se acercó a mí y comprobé que eran unas esposas metálicas, sujetó mis manos y las empujó a mi espalda ...
... , colocó una esposa sobre mi muñeca y posteriormente la otra, cerro las esposas y las apretó duramente con un rápido movimiento. Ahhhh me quejé espontáneamente sin poder contenerme, las apretó duramente, me hacían daño en mis muñecas, las había apretado sin ningún tipo de contemplación. Era un primer síntoma de su cruel dureza.
- cállate imbécil, mas te dolerán cuando lleves horas con ellas puestas, te aseguro que no te las podrás quitar o escapar - . Su amenaza o promesa me atemorizó, ya había comenzado mi fantasía, ya no había vuelta atrás, ahora tocaba vivir mi tan ansiada fantasía.
Se guardo las llaves de la esposas fuera de mi alcance y continuó con los pies. Colocó unas tobilleras alrededor de mis tobillos y junto ambas con un mosquetón metálico. Mis pies quedaron atados y sujetos entre ambas tobilleras. En un momento quedé atado de pies y manos. Se aseguró que las esposas y tobilleras estaban bien sujetas y continuo su labor. Agarró un collar de perro grande y grueso y lo colocó alrededor de mi cuello, Lo apretó a mi cuello ajustando las hebillas y colocó un candado entre la hebilla del collar y la gruesa y pesada cadena metálica que pendía del techo. Ahora estaba completamente inmovilizado, no podía mover mis manos esposadas duramente a mi espalda, mis pies corrían la misma suerte y la cadena sujeta por un candado a mi collar de perro impedía que pudiese desplazarme o arrastrarme .Nunca me había imaginado que sería secuestrado de aquella forma, era totalmente ...