El matrimonio de Damián no era un matrimonio perfecto pero si mantenía con los años cierta armonía que da el caminar por la vida juntos. Sin embargo para el círculo de personas que giraba alrededor de su vida, su esposa era todo menos imperfecta. La belleza de María era racial, radical, tenía una mirada oscura y brillante, su cuerpo menudo de piel morena atraía alguna que otra mirada de sus obscenos amigos, se movía con gracilidad, con dulzura, con seguridad, una mezcla extraña en una mujer tan etérea, despertaba admiración por sus logros profesionales y personales, abierta, intuitiva, rápida, inteligente, despierta, ... -joder, María, María, María -su cabeza no dejaba de pensar en ella, le confundía María, le confundía ¡de eso se trataba, confusión!. Acababa de encontrar el adjetivo que mejor reflejaba la situación en la que estaba y llevaba ya unos cuantos días tratando de encontrar esa palabra en su cabeza.
-Maldito sea ese día!!! lo hice por curiosidad, y ha revuelto mi vida, mi matrimonio -pensaba Damián.
Si Sonia, su amiga, la soltera más viciosa de Madrid, no le hubiera hablado de la página web de contactos más abierta y explicita del mundo cibernético, y si sobre todo Sonia no le hubiera puesto tan caliente hablando abiertamente de sexo. No se le habría ocurrido ni por lo más remoto conectarse a internet en cuanto llego a casa. Era la primera vez que lo hacía, que buscaba algo así en su ordenador, nunca se lo había propuesto, María no colmaba todas sus ...
... expectativas sexuales, pero prefería mantener esa curiosidad oculta porque el miedo a la libertad sexual y al deseo de lo ajeno le hacía temblar.
La libertad después de ocho años de matrimonio puede ser la brisa más refrescante en un tarde de verano o convertir tu vida en la tormenta tropical envuelta en rayos de sol, agua caliente y un viento que no te deja poner los pies en el suelo. –En una confusión. Otra vez esa palabra.
Damián, tenía miedo, muchísimo miedo a descubrir esa libertad sexual, de la cual Sonia hacía alardes para su propio disfrute. Ella le había dicho durante la noche, con unas cuantas copas de más y con un vestido rojo que acariciaba sus caderas y redondeaba sus tetas, - Damián deberíamos de alegrarnos de cualquier ampliación en el movedizo territorio de la libertad sexual, siempre ha habido jaulas buscando a sus pájaros, pero ser libre es la vocación de todo ser humano, más que nada, porque esa aproximación que llamamos felicidad consiste en hacer siempre lo que nos dé la gana, con las menores limitaciones posibles. – Sonia esa noche se encontraba filosófica y su polla había reaccionado mientras miraba los contornos de un vestido rojo sin sujetador. Una mujer sumamente promiscua y atractiva le había hablado de sexo sin prejuicios. “Tengo la sensación de, que si me librara, sería peor“ escribió Franz Kafka, y esa mismo pensamiento y sensación tenía Damián.
Esa noche, la noche en la que comenzaron todas las dudas, todas la preguntas, en la que descubrió que ...