Fecha: 17/09/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... con el semen de Ramón, se escurría por la redondez de mi mandíbula y se iba directo a mis hombros. Juan y Ernesto tuvieron que compartir, pero Ernesto, mi consentido de la noche, fue el que, sujetando su enorme tranca, sin removerla, la colocó en mi boca apretada, sellada, con mis ojos cerrados también, sentí su semen verterse espeso, pesado. Era demasiado, sentía que se metía por las fosas nasales, como si fuera un ser vivo, ese blanco esperma que buscaba estar en mi a como diera lugar. Gemía mientras su verga enorme fue haciéndose pequeña en mi cara, se llenaba de la mzcla semen de Ramón y Daniel, no le importaba nada, no le importó que Juan eyaculara en mi frente en ese mismo instante, una carga ligera y líquida, y tampoco le importó cuando Alejandro le empujó al costado, para ocupar su lugar y drenar su placer sobre mi, dando ese toque final, en donde el semen de 5 hombres que por dos horas habían mantenido una excitación a tope encontraba un mismo destino, a petición de Ramón, que quería verme bañada, empapada en esperma, en leche, esa leche densa que goteaba desde mi barbilla, que se metía en mi boca, de la que saboreé su acidez pasando la lengua por mi labio superiores limpiando con los dientes mi labio inferior, esa leche que no era más que su ofrenda, una ofrenda salvaje, un crecimiento bronco.
Me reí y se rieron ellos, se rieron nerviosamente. Sin tener claro lo que había pasado, se habían quitado tabúes, habían estado desnudos admirando la verga de un ...
... compañero como símbolo de todos ellos. La consecuencia era un desastre armonioso de placer, la alfombra estaba mojada, había ya marcas de pies, rodillas, de semen, de sudor, de lubricante, de líquido preseminal, de saliva.
Yo reía, satisfecha, viendo a Ramón reír conmigo, le extendí las manos para que me ayudara a levantarme, completamente desnuda, con el rimel corrido, con la cara llena de semen, con el cabello que en alguna parte de la noche ostentaba un peinado, lleno de pasadores desordenados. Con las piernas temblorosas, las rodillas adoloridas, los muslos se resbalaban entre sí, estaban llenos de todo, Al levantarme, mi ano expulsó las últimas gotas que guardaba, me estiré hacia atrás para recogerla con mis dedos cuando se deslizaban en la parte trasera de mi pierna, y me lo llevé a la boca, -no tienes forma de quedar satisfecha, me dijo Ernesto, y yo, chupando mi dedo índice, le dije “aun no empiezo yo”. Le señalé a Ramón su camisa blanca que estaba en el piso, se acercó con ella y limpió cortésmente mi cara, me dejé abrazar por el. Caminamos lento hacia la cocina, desnuda, en el camino recogí los harapos que fueron mi ropa al principio de la noche, los arrojé al cesto de basura, me senté en un banco, abrió el refrigerador y sacó una botella de agua helada y le pedí que me llevara a limpiarme a la recámara.
Alejandro se acercó y me ofreció algo de tomar, le acepté un whisky con hielos.
Me alejé con mi amante, amo, propietario. Llegamos hasta la cama, en donde me dejé ...